En una de las semanas que
habitualmente las grandes estrellas del panorama tenístico internacional
aprovechan para descansar, Garbiñe Muguruza (Caracas, 1993) la ha dedicado a
engrosar su palmarés. Campeona en el torneo WTA International de Monterrey
(México), su sexta corona, dos de las cuáles son Grand Slams.
Leen lo de una semana de descanso
porque venimos de una exigente gira en Estados Unidos con los dos primeros WTA
Premier Mandatory de la temporada (Indian Wells y Miami). En un circuito ideado
para que antes y después de las grandes citas haya una semana menor, con
torneos de mínima categoría que sirve de descanso, sorprende la presencia de
Garbiñe en Monterrey.
De hecho, el triunfo de Muguruza
en las pistas mexicanas ha coincidido con la semana de Copa Davis y la victoria
agónica y en el quinto set del quinto punto de David Ferrer en Valencia ante
Alemania. Competir a nivel de atención con un evento y una situación como la
vivida en Valencia es muy complicado. La Copa Davis en todo su esplendor.
En México Garbiñe era la gran
favorita. La única top10 presente. Rybarikova (18) era la otra top40 en
Monterrey. Tsurenko (41) y Babos (47) completaban el elenco de top50 en el
torneo mexicano.
Antes de México, en 2018 el
balance de Garbiñe era muy pobre, para lo que se le presupone a una top3 WTA.
10 victorias y siete derrotas. De los 10 triunfos, uno por retirada antes de
jugar de su rival (la americana Anisimova en Miami). Una final (Doha), una
semifinal (Doha) y unos cuartos de final (Sydney).
En Brisbane, Sydney y Melbourne
la española no consiguió ganar dos partidos seguidos. De nuevo en la gira
estadounidense de marzo no ganó dos partidos seguidos. Y con esta situación se
presentó Muguruza en Monterrey.
En su camino al título, la
venezolana sólo perdió el set que le obligó a remontar en la final ante la
húngara Babos. En los cuatro partidos previos, encajó 15 juegos, menos de
cuatro por partido. Arrancó con la invitada local, Renata Zarazua (228). Hasta
la final no se enfrentó a una tenista entre las 80 mejores del mundo. Y el
partido por el título, le enfrentó a la tenista número 44 Timea Babos.
No es una cuestión de quitarle
los méritos a Garbiñe. En lugar de estar en su casa descansando, se fue a México
a jugar un torneo “menor” WTA con el desgaste que ello implica. Ahora la
española llega a una gira de tierra que le llevará, igual que en 2017, por
Stuttgart, Madrid, Roma y Paris. En total, defiende 601 puntos.
Desde que en 2012 la española
jugó su primer cuadro final WTA en Miami (hace siete temporadas), sólo en 2014
en Hobart Garbiñe había levantado un título WTA antes de Roland Garros.
Garbiñe llega a la gira de tierra
(Stuttgart, 23-29 de abril) con una sonrisa gracias al título y a las cinco
victorias consecutivas en Monterrey, como número 3 del mundo y número 7 de la
clasificación del año.
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