Caer y levantarse. Llegar a lo
más alto y mantenerse. Reinventarse. Reconstruirse. Novak Djokovic (Belgrado,
1987) está viviendo en 2018 la cara amarga del deporte de élite. Ese aspecto de
la alta competición en que las cosas no salen, los resultados no llegan y las
preguntas se multiplican: ¿Por qué? ¿Volverá la mejor versión? ¿Veremos de
nuevo al mejor Djokovic?
Si ganar los grandes títulos del
circuito es lo que identifica a los grandes campeones, volver a lo más alto
tras un periodo prolongado de ausencia es lo que diferencia a los mejores, a
las estrellas. A los que marcan una época. Y Djokovic es uno de éstos últimos.
Repasemos.
Sólo hay tres tenistas en la
historia con más Grand Slams que Djokovic (12): Federer (20), Nadal (16) y
Sampras (14). De los 12, la mitad (6), son en el Open de Australia. Nadie tiene
más que él, junto a Federer y Sampras.
En 2011 y 2015, el serbio levantó
tres de los Grand Slams (Melbourne, Wimbledon y Nueva York). Entre 2015 y 2016
Djokovic ganó cuatro Grand Slams consecutivos (Wimbledon, Nueva York, Melbourne
y Paris). Sólo le faltó (le falta) ganar los cuatro Majors la misma temporada. En 2011 lo impidió Nadal en Paris y en
2015 fue Wawrinka en la tierra parisina. Fue una de las grandes sorpresas de la
temporada. Wawrinka reventó la banca en medio de la tiranía serbia.
Sólo un tenista en la historia ha
conseguido ganar los cuatro Grand Slams en la misma temporada. Fue el
australiano Rod Laver en 1969, justo al comienzo de la Era Open.
Si nos fijamos en los Masters
1000 (segunda categoría en el tenis profesional), el nombre del serbio aparece
a la primera. Ahora mismo, Djokovic y Nadal lideran la clasificación campeones
con 30 títulos cada uno. Federer acecha (27) y por detrás aparecen, muy de
lejos, Agassi (17) ya retirado y Murray (14).
El primer Masters 1000 del serbio
fue precisamente en Miami 2007, hace 11 años. Al año siguiente ganaría su
primer título en Indian Wells. En 2011, más de la mitad de los Masters 1000 (5
de 9) fueron para el balcánico (Indian Wells, Miami, Madrid, Roma y Canadá).
Entre 2014 y 2016, Djokovic ganó
14 de sus 30 títulos en esta categoría (46,7%). De estos 14 títulos, seis (43%)
fueron en Indian Wells y Miami donde el serbio no tuvo rival durante tres
temporadas. 36 victorias en 36 partidos en los dos primeros Masters 1000 de la temporada.
Y ahora volvemos al presente. O
al menos a los últimos ocho meses. Djokovic anunció, tras retirarse en cuartos
de final de Wimbledon 2017 ante Berdych, que causaba baja el resto de la
temporada debido a una lesión en el codo. El serbio, a través de un
video-mensaje en su página de Facebook argumentaba que todos los especialistas
consultados le recomendaban que parase por completo para curarse.
Tras ganar Roland Garros 2016 (y
completar los cuatro Grand Slams consecutivos) el serbio disminuyó su rendimiento
considerablemente. Sólo levantó el Masters 1000 de Canadá (su último gran
título) y no superó los cuartos en ningún Grand Slam.
La decisión del serbio recordó,
de forma inmediata, a las que la temporada anterior habían tomado Federer y
Nadal. Y visto el resultado de ambos (dominadores absolutos de 2017), la opción
de parar parecía la mejor para un tenista serbio que aspiraba a dar un paso
atrás para volver más fuerte.
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