Seis partidos en Liga en el que el Betis no consigue la victoria, y eliminados de la Copa por el Cádiz tras un 3-5 en el Benito Villamarín. El equipo verdiblanco convierte el sueño copero en pesadilla y se posiciona en el octavo lugar de la clasificación gracias al empate ante un Girona que, más por demérito propio que mérito de los pupilos de Quique Setién, que parecen haber perdido la identidad, dejó de ganar dos puntos sobre la bocina cuando pasábamos varios segundos el añadido por el colegiado.
No esconden lo evidente; ni Quique Setíen, ni Serra Ferrer, ni siquiera el presidente de la entidad. El bajón de los heliopolitanos es palpable, tanto que la grada ya expresó su disconformidad por el último mes del cuadro verdiblanco y, más concretamente, por el ridículo histórico vivido el pasado lunes en Ipurúa, donde la SD Eibar consiguió la goleada más abultada de su historia (5-0) en casa desde que es equipo de la Primera División española. Curiosamente, un dato a destacar es que la mayor goleada de los vascos fuera de casa también tuvo al Betis como equipo protagonista, y fue en el Benito Villamarín cuando aún Pepe Mel dirigía a los andaluces, con un marcador que finalizó 0-4.
Muchos béticos, y aficionados al fútbol en general que estábamos deslumbrados por el buen juego y los resultados que cosechaba el cuadro de Quique Setién, e incluso lo veíamos ya como el equipo revelación de La Liga (con permiso del Valencia CF), imitamos al gran José Mourinho y nos preguntamos: ¿Por qué?
Falta de actitud, de compromiso, de afinidad con el míster, mala preparación física, lesiones… Muchos son los condicionantes y, por consecuente, las excusas al bajón en el rendimiento de un equipo, si bien en el Betis podríamos poner nombres y apellidos: Javier García y Zouhair Feddal.
El murciano calló lesionado en el encuentro en el que el Real Betis empató a cuatro en su visita a Anoeta donde, sorprendentemente (o no) también marcó nuestro segundo nombre propio: el marroquí Feddal. Todo comenzó a torcerse cuando el pivote desapareció de las convocatorias (pocas, todo hay que decirlo) y posteriormente volviese falto de ritmo y de forma.
Según datos recogidos de WhoScored, Javi García completó el partido frente al Girona con un 81% de pases acertados (no se encuentra ni en el top 5 de mejor porcentaje de pases acertados durante el partido), cuando el futbolista español tenía el mejor promedio de La Liga con un 93%. Pero aún hay más: acabó los 90 minutos sin realizar una sola intercepción y con un pobre 67% de entradas exitosas; datos muy discretos para un futbolista total que destacaba por su fiabilidad a principio de temporada.
Hablábamos de que era el jugador con mejor promedio de pases de La Liga, pero si nos centramos en el último partido en el que el Betis consiguió una victoria en la competición, teniéndonos que remontar hasta el 21 de octubre donde vencieron por 2-0 al Deportivo Alavés, observamos como Javi García finalizó dicho partido con un 94% de acierto en pases.
Está claro que no podemos achacar un bajón grupal a un único jugador, pero la realidad es que Javi García es un fiel reflejo de lo que le está pasando al cuadro de Setién que, de realizar frente al Alavés un total de 569 pases, ha pasado a dar 442 en el último encuentro.
A la deriva un barco que, por lo pronto, se hunde y nadie tiene la mínima intención de rescatarlo. Recupera el balón y hazlos jugar Quique, porque, de verdad, son muy buenos… y lo han demostrado. Recupera la identidad.
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