REDACCIÓN – Como si de una pelea geográfica por una invasión de terrenos. Como si de una discusión de vecinos porque la barbacoa de uno invade metros de la vivienda de al lado. No hay barbacoas (o no nos han invitado), sino fish and chips. Olor a frito en el entorno. Pero fútbol, quizás el mejor fútbol que uno puede vivir si sigue de cerca la actualidad de la omnipresente Premier League.
Fin de semana con galones. Palabras mayores en Inglaterra con la disputa de la sexta jornada, y con uno de los derbis más apasionantes y vibrantes del fútbol londinense, británico y europeo. Cuando el deporte sobrepasa lo meramente deportivo y adquiere un valor sentimental, para muchos (al menos estéticamente) casi de vida o muerte. Cuando el fútbol adquiere un aroma pasional, casi descontrolado. Amor y odio que van de la mano, casi de forma innata.
North London Derby. El derbi del Norte de Londres. Fútbol y pasión en estado puro.
El Emirates Stadium acogerá el gran duelo londinense entre Arsenal y Tottenham, siendo el primer derbi entre ambos de la temporada. Una rivalidad que se convierte en algo sentimental, que adquiere un grado personal y que convierte a vecinos en rivales, casi de forma bipolar. Al día siguiente volverán a hablarse, pero cuando el balón eche a rodar no habrá amigos que vistan los colores rivales. Serán enemigos, y no habrá excusas.
Una invasión territorial hizo explotar una rivalidad histórica, que se localiza temporalmente en 1913 (antes hubo encuentros entre ellos). El Tottenham Hotpur se localizaba en el Norte de Londres, en White Hart Lane, siendo el equipo más poderoso de la zona. Pero la calma se rompería cuando el Arsenal se trasladaba a Highbury, territorialmente a 4 millas aproximadamente del estadio Spur. Casi de forma natural nacía así una rivalidad que un siglo después sigue latiendo, casi más todavía.
Muchos aseguran en el Norte de la City que ganar los dos partidos referentes a los derbis se valora como un título. Ganar como sea, pero ganar. Triunfos que se celebran por lo alto, casi como si hubiesen ganado el campeonato. Vencer sobre el campo al máximo rival hace que el éxtasis explote en la grada, con referencias hacia la afición rival.
Uno de los ejemplos más recientes de la rivalidad fue el gesto de Theo Walcott hacia la grada visitante, durante uno de los derbis jugados en el Emirates (FA Cup). El extremo inglés (que precisamente se lesionó en ese partido y todavía no ha vuelto a los terrenos de juego) salía en camilla y realizó a la grada de aficionados del Tottenham el resultado (2-0) del partido, en un gesto totalmente provocador que fue devuelto, días después, cuando se confirmó la lesión de larga duración.
Ninguno de los dos clubes ha iniciado la campaña 2014/15 de la forma esperada. Los Gunners son cuartos, en puestos de Liga de Campeones, sin conocer la derrota en 5 jornadas, pero 3 empates consecutivos (sumados a una derrota clara en Dortmund) hicieron despertar un mar de dudas sobre su rendimiento. Sus vecinos, que actuarán de visitantes en el Emirates, se han venido abajo tras un buen inicio y ahora son octavos. Tras ganar las 2 primeras jornadas, los de Pochettino suman 3 partidos sin ganar, incluyendo 2 derrotas, que les ha hecho desaparecer de las primeras plazas.
El objetivo de ambos es claro: ganar, ganar como sea. Bien es cierto que habrá dos consecuencias muy diferentes. En caso de victoria del Arsenal abrirán brecha respecto al máximo rival, yéndose a una distancia de 5 puntos (por si ganar fuera poco), mientras que en caso de triunfo del Tottenham haría que superasen en la tabla a los Gunners. Evidentemente, cabe la posibilidad del empate, cuyo resultado sólo habrá valido la pena para ambas aficiones por el gran ambiente vivido desde la grada.
Un derbi especial, absolutamente pasional, que deja como resultado uno de los ambientes más bonitos y pasionales que se pueden vivir en el fútbol británico. Cita casi imprescindible.
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