Este 2016 ha sido especial para muchos. El Real Madrid consiguió la Copa de Europa tras un inicio de año en el que destituyó a Rafa Benítez, el Barcelona volvió a hacerse con el título de Liga, Portugal ganó a Francia la Eurocopa que tuvo lugar en terreno francés, con una selección española que fue de más a menos y terminó su participación siendo eliminada por Italia en la primera eliminatoria.
Pero lo que no todos recuerdan es que hace diez años Julen Guerrero tuvo que dejar el fútbol. Lanzador de faltas implacable (uno de los goles más recordados es el que logró hacer a Casillas en el debut del entonces joven portero merengue en ‘La Catedral‘), con una técnica y un pase excelente; Guerrero, como su apellido indica, también era capaz de meterse en el barro, demostrando su valentía y pundonor.
El futbolista, nacido en Portugalete, ingresó en la gran familia del Athletic Club de Bilbao a los ocho años, al que también se uniría posteriormente su hermano José Félix. La calidad que atesoraba tuvo su punto de inflexión en el juvenil de 1992. Campeones de Liga y Copa, entrenados por el ‘Sabio’ Amorrortu. Ahí estaban otros futbolistas como Karanka, Bolo, Huegún, Suances, Lambea, Ruiz Otxoa o Bidaurazada, entre otros. La mayoría llegó a jugar con el primer equipo. Ese mismo año debutó con el Bilbao Athletic, salvándolo del descenso, anotando seis goles en apenas doce encuentros y acabando como máximo goleador tanto en el juvenil como del segundo equipo franjirojo.
El curso siguiente, con 18 años, debutaría en el primer equipo de la mano de Jupp Heynckes, siendo titular desde la primera jornada. Tal fue la buena impresión del míster alemán con el jugador que lo comparó con el mítico Gerd Muller. «Guerrero no sólo sabe jugar muy bien al fútbol, sino que también reacciona en los momentos precisos. Se parece a mi compatriota Gerd Müller por su oportunismo de cara al gol y la frialdad que tiene en situaciones inverosímiles«.
Su primer gol tuvo lugar en el minuto 20 de la jornada tres, durante el encuentro que acabó en victoria del Athletic por cuatro goles a dos frente al Rayo Vallecano. Un gol que ponía las tablas en el marcador y daba alas a su equipo para la remontada que tuvo lugar. Su primer doblete (no fue el único de la temporada), tuvo lugar ante el Tenerife, un 1 de noviembre de 1992. Abrió el marcador tras una jugada ensayada y el segundo, el del empate (el club tinerfeño había remontado el 1-0 inicial con goles de Dertycia y Fernando Redondo), lo anotó unos segundos antes de llegar a los 90′ reglamentarios. En total jugó 37 partidos de Liga consiguiendo 10 goles.
Esa misma campaña debutaría con la selección absoluta siendo, hasta la llegada de Cesc Fábregas, el segundo futbolista más joven en debutar con la camiseta nacional, tras Zubieta que lo hizo en 1936 con 17 años. El primer partido, contra México, se jugó en Las Palmas de Gran Canaria, siendo el seleccionador Javier Clemente. Comenzaba el fenómeno fan para este bilbaíno, con total seguridad, el primero de los que se recuerdan. Casualmente casi una década antes del fenómeno ‘Beckham‘ en el Real Madrid.
Según el propio protagonista en una entrevista realizada por el anterior Punto Pelota, lo llevó con “mucha humildad, tranquilo, sabiendo lo que tenía que hacer cada día que era intentar mejorar, ir a entrenar a tope, los domingos rendir lo mejor que podía y atender a la gente”, algo que para Julen forma parte de lo que es ser futbolista o un profesional. Asimismo comentaba que estaba «las 24 horas para el Athletic«, siempre con una sonrisa porque «hacía lo que le gustaba«, representando al club de su vida y más, «por el recibimiento de la gente”.
Desde la siguiente su debut hasta la 1997/1998, no bajó de los dobles dígitos en lo que a goles se refiere, convirtiéndose en deseo de muchos de los grandes equipos a nivel europeo. Famosa es la frase de Ramón Mendoza en la que decía que si fichaban a Guerrero no podían ir a Bilbao. Otros clubes se quedaron con la misma negativa de un jugador que veía cómo se hacía ídolo de una afición muy especial para él.
Sin embargo, por causas oficiales aún desconocidas para el gran público aunque sí sospechosas, el futbolista comenzó a perder su puesto en el once de forma continuada a partir del verano del 2000. Ese mismo año tuvo lugar su ultimo partido con la selección española, que ante el ostracismo que sufría en su propio Club, con tan solo 26 años dejó de ser convocado por el combinado nacional. Cabe destacar que fue en este tiempo convocado tanto por la selección de Euskadi como por la selección Mundial. Con el combinado euskaldún disputó doce partidos anotando seis goles, tres de ellos de libre directo. En cuanto al Mundial, cuatro partidos con el seleccionado consiguiendo dos dianas, además de jugar un «Partido de la Paz» en Roma. El único futbolista en jugar estos cinco encuentros.
Aún siendo un futbolista imprescindible para el aficionado bilbaíno (salir a calentar y el estadio se levantaba a aplaudirle), aceptó la situación en silencio. Superando los inconvenientes que iba teniendo, consiguió marcar el gol 100, como no podía ser de otra manera, de lanzamiento directo frente al Albacete y el 101, en el 87‘ ante el Sevilla, delante de un jovencísimo Sergio Ramos.
Pero llegado el verano de 2006, un día después de comenzar la pretemporada, cansado ante la injusta situación, sumado a la impotencia de verse relegado a un último plano, por mucho que realizara muy buenas pretemporadas y cumplir con creces cada vez que salía, unido a que el club le dejó entrever que no iba a jugar, y aunque fuera prematuramente para él, realizó una de las cosas más complicadas para cualquier futbolista: retirarse.
En la misma entrevista realizada por Josep Pedrerol, preguntado por el trato recibido en el club al final de su carrera, el exmediocampista reconoció que no esperaba salir como lo hizo ni que fuera bueno para el club rojiblanco. Sus últimos años los recuerda casi como el jugador número 50: “subían a alguien de abajo o fichaban a cualquier jugador de mi puesto y jugaba«. Sospechosamente nunca le dieron la oportunidad de jugar con continuidad, algo que todos los aficionados reclamaban.
El 11 de julio de 2006 tuvo que cambiar el césped por los banquillos, tristemente en una nueva muestra de falta de tacto del club hacia él, como ya hemos visto, de manera inesperada. Su rueda de prensa de despedida es tal vez uno de los momentos, me atrevería a decir, que se van a recordar con más cariño y a la vez con más tristeza del fútbol español. Se iba un futbolista que no dejaron y no pudo seguir demostrando su valía, a pesar de que cada vez que salía desde el banquillo, mostraba su calidad y garra. El que escribe se sorprendió de ver cómo en momentos que se encontraba Julen con un nudo en la garganta no recibía ni el aplauso ni el apoyo gestual o de otro tipo de los que atrás se encontraban. Y eran sus compañeros. Ese gesto dejaba claro y reflejaba que algo pasaba en ese vestuario. La sensación es que algunos ya había conseguido lo que querían y Julen, a pesar de haber dejado cuerpo y alma en defender al equipo de su vida, tuvo que abandonar el club. Se habían salido con la suya.
Si en 2006 dejaba de ser futbolista del club de sus amores, dos años más tarde abandonaba por completo esa entidad por la que dio e hizo tanto. El club rescindía su contrato y quedaba libre. Había entrenado en ese tiempo al juvenil del Athletic y perlas como San José, Iturraspe, Albizua, Eraso o Isma López estuvieron a sus órdenes, demostrando que tenía mano para hacer progresar a los chavales por el camino adecuado. A pesar de ese trato, siguió disputando partidos con los veteranos en el club, entre otros en el en el Torneo Indoor, disfrutando y haciendo disfrutar al aficionado. Curiosamente fue Campeón de Europa de esta modalidad dos veces, siendo elegido en el último campeonato, mejor jugador de la Eurocopa de Fútbol Indoor.
En la temporada 2010/2011 fue nombrado seleccionador del País Vasco Cadete, consiguiendo ser Campeones de España, en una final que se jugó en Cornellá, campo del Espanyol. Ese mismo verano fichó por el Málaga como director de tecnificación de la cantera.
Con todo ello y el tiempo pasado, muestra total respeto y cariño por el escudo que le vio crecer, le hizo debutar y donde realizó toda su carrera profesional, el Athletic Club de Bilbao, algo que no todos los futbolistas realizan. Esto es una cosa que en cierta manera el aficionado extraña y no se lleva hoy en día en el fútbol mundial, el futbolista que desde el principio a final, es fiel al club de sus amores. Y en eso, dentro del campo como fuera, Julen Guerrero fue, es y será uno de los maestros.
Para terminar quería agradecer personalmente a Julen Guerrero el tiempo y la amabilidad que tuvo para poder realizar este artículo. Desde aquí, muchas gracias.
Madrid. 1989. Periodista. Cada nueva experiencia es una nueva forma de aprender de todo. Siempre positivo, nunca negativo. Ganar jugando bien. La gran incógnita, ¿cómo se hace?
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