«Ni tú, ni yo, ni nadie golpea más fuerte que la vida» decía Rocky Balboa. Y es que la vida te puede golpear de muchas maneras, pero uno de los golpes más bajos que te da, se produce en forma de enfermedad que te ataca independientemente de que seas joven o viejo, rico o pobre, famoso o anónimo, el cáncer aparece y la única forma de vencerlo es ponerte los guantes y enfrentarte cara a cara con él. Este maldito hijo de puta se enfrenta a millones de personas cada día, y sale victorioso más veces de las que nos gustaría.
A todos nos ha tocado de cerca de una forma u otra, y a veces también se asoma por el planeta fútbol, demostrando que nadie está libre de ser retado a un combate con este cabrón. El último en enfrentarse a él fue un joven central del Athletic que nos empezó a maravillar esta temporada, su nombre es Yeray, y tuvo que subirse al ring las pasadas Navidades. Para Yeray nuestro amigo no fue rival, y es que hay que pensárselo dos veces antes de enfrentarte a un tío criado en Lezama, porque están hechos de otro pasta. Yeray realizó un gran primer asalto, y derrotó a su rival con un directo a la mandíbula, que lo dejó noqueado sobre la lona. En tan solo 39 días reaparecía en el Camp Nou, en el Día Mundial del Cáncer, un día perfecto para celebrar la victoria ante este hijo de puta. Pero nuestro villano no es fácil de vencer, cuando parecía que no se podría recuperar, sacó fuerzas para continuar la batalla. Ahora llega el segundo asalto, aunque Yeray ya avisó «Si tengo que tumbarlo lo volveré a hacer». No nos cabe duda de que Yeray lo conseguirá, como lo hicieron Molina, Jonás o Robben, entre muchos otros.
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Llegó el día del combate, Yeray sale concentrado, su familia y sus compañeros lo apoyan desde la esquina, mientras la afición del Athletic y el mundo del fútbol corean su nombre desde la grada. Suena la campana, Yeray se levanta y camina hacia el centro del ring, choca sus guantes y muerde su protector. Llegó el momento. Comienza el segundo asalto. Es hora de acabar con este de hijo de puta. ¡A por él Yeray!