Paula Badosa volvió a demostrar en París que su tenis es tan resistente como su espíritu. La española superó ayer a la rumana Elena-Gabriela Ruse por 3-6, 6-4 y 6-4 en un partido épico, marcado no solo por la exigencia física y mental, sino también por la fiebre y las molestias que la acompañaron durante gran parte del encuentro.
Un inicio cuesta arriba y la amenaza física
El partido comenzó con Badosa mostrando buenas sensaciones, pero pronto el marcador se puso en contra. Tras adelantarse 2-0, la catalana perdió cinco juegos consecutivos y acabó cediendo el primer set. No fue solo una cuestión de tenis: la española tuvo que pedir asistencia médica ante las evidentes señales de malestar, con fiebre y síntomas que hicieron temer una recaída en los problemas físicos que ya la apartaron de las pistas meses atrás.
Remontada desde la resiliencia
Lejos de rendirse, Badosa regresó a la pista Simone Mathieu con una actitud renovada. Apoyada en su fortaleza mental y en el aliento de la grada, la número 10 del mundo se rehízo en el segundo set, imponiendo su ritmo y logrando igualar el partido. La tercera manga fue una batalla de nervios y resistencia, en la que ambas jugadoras necesitaron asistencia médica, pero donde Badosa supo gestionar mejor la presión y el cansancio.
Un grito de liberación y un mensaje de ambición
El punto final desató un grito de rabia y liberación de la española, reflejo de todo el sufrimiento acumulado en dos horas y veinte minutos de lucha. “Sufrir, luchar, remontar, ganar”, escribió después en sus redes, resumiendo la esencia de una victoria que la coloca en la tercera ronda de Roland Garros, donde se medirá a Kasatkina.
París, la ciudad donde Badosa nunca se rinde
Badosa, que llegó a París con pocas expectativas tras su largo parón, sigue sumando minutos y confianza en un torneo que siempre le ha sido especial. Ayer, con fiebre y lejos de su mejor versión física, demostró que el corazón puede más que cualquier adversidad. Roland Garros tiene una nueva historia de superación firmada por Paula Badosa.