El mercado futbolístico de invierno suele ser un nido de desconfianza al que acuden los equipos tras recibir los suspensos del verano. Es como cuando una compra en Wallapop o Vinted, siempre tiene la duda de cómo será el producto adquirido.
Salvo algunas excepciones, los fichajes que llegan en enero son más recordados por diferentes anécdotas y peripecias que por el rendimiento real que dan a sus nuevos equipos. Y es lógico. Cuando un jugador funciona y un equipo está a gusto con un jugador, es muy complicado que pueda cambiar de equipo a mitad del curso. No se cambia de cole en invierno, se hace en verano y no después de la primera evaluación.
Pero como toda norma, tiene sus excepciones y echando la vista atrás en la Liga, hay algunas en los últimos 20 años que cambiaron el destino de sus nuevos clubs de acogida. Marcelo Vieira llegó casi por la puerta de atrás en la Navidad de 2006 a Madrid. No lo hizo solo, fue acompañado de Fernando Gago y Gonzalo Higuaín. El foco estaba centrado sobre todo en Gago.
Más de un lustro después, la nostalgia de Fernando Redondo era enorme en Chamartín y la figura de Gago, tras asombrar en Boca, se veía como una oportunidad de, al fin, poder ocupar el espacio que había dejado uno de los mejores mediocentros de la historia, en un equipo que en aquel curso 2006-07 jugaba en el doble pivote con Emerson y Mahmadou Diarra. Gago no triunfó, Higuaín sí hizo una gran carrera en el Madrid, y además fue clave para que los de Capello ganasen aquella Liga, pero el que de verdad hizo historia y aún es jugador del conjunto blanco 15 años después es Marcelo.
En la Navidad de 2003 el primer proyecto de Joan Laporta estaba en entredicho. Solo un genial Ronaldinho encendía la luz en el Camp Nou. Con el Barça fuera de puestos europeos apareció un Edgar Davids que venía rebotado de Turín, y al que la gente recordaba por ser pieza clave en el Ajax que asombró a Europa en la década anterior, pero que ya parecía de vuelta.
Pues Davids se convirtió en el pegamento que necesitaba aquel Barça para despegar en el Campeonato. Junto a Cocu y Xavi formaron un mediocampo que funcionó muy bien en la segunda vuelta. Davids mantenía su capacidad para abarcar campo y además jugaba con mucho criterio cuando tenía la pelota. El Barça de Rijkaard, compañero suyo en el aquel Ajax campeón de Europa, acabó la Liga segundo detrás del Valencia y Davids, pese a que solo estuvo 6 meses en el Barça, aún se recuerda como uno de los mejores fichajes de invierno en la Liga española.
No solo en el Madrid y el Barça hemos visto excepciones que no cumplen la norma del mercado de invierno. Nicola Zigic llegó a Santander en el verano de 2006, procedente del pequeño Maracaná de Belgrado. Tras destacar en el Estrella Roja llegó a la capital de Cantabria y demostró que detrás de sus dos metros y dos centímetros de altura, había un delantero magnífico.
11 goles en aquel curso le abrieron las puertas de Mestalla. En Valencia no funcionó y el Racing le pidió auxilio de nuevo en la Navidad de 2008. Firmó 13 goles en 19 partidos, el Racing acabó 12º y formó la delantera del punto y la I con Pedro Munitis, convirtiéndose para siempre en uno de los jugadores más queridos de la historia del club.
Dani Alves, Pablo Aimar, Diego Costa o Iván Rakitic son otras excepciones a la norma de un mercado de perfil bajo que deja más a menudo historias como las de Maxi López, Julien Fauvert o Emmanuel Amunike, pero que de vez en cuando abre los brazos a futbolistas que terminan haciendo historia. Hagan sus apuestas y en junio comentamos.
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