Hubo un tiempo en el que el fútbol no se cocía en oficinas, vender camisetas para rentabilizar el fichaje estelar del verano no era prioridad, los estadios se llenaban de familias y el fútbol era, simplemente, fútbol.
En plena posguerra, el coraje de un grupo de hombres vestidos de corto y con el cuero entre los pies hacía que cualquier turinés pudiese olvidar, al menos durante noventa minutos, las desgracias propias de la época a la espera de tiempos mejores. Probablemente, entre los goles del Capitano Mazzola y algún que otro Martini, los del cuore granata soñaban con una Italia mejor. «La gioia di vivere», rezaba el lema del vermú espirituoso ‘Made in Torino’.
En el Stadio Filadelfia, cuna del ‘Grande Toro’, ahora en ruinas y burocráticamente inmerso en trámites que atrasan su restauración y el revivir de un sentimiento en las calles de Turín, se forjaba la leyenda.
El Torino Calcio se convirtió en el mejor equipo de Europa y posiblemente del mundo. Ganó cinco scudetti consecutivos y batió récords de victorias: se mantuvo invicto en su estadio durante 93 partidos (83 victorias, 10 empates y 471 goles a favor). Además, en la selección italiana, el ‘once’ titular llegó a estar compuesto por diez jugadores granata. En aquellos días, la azzurra se definía como la selección favorita para el Mundial que se disputaría en Brasil en 1950.
Todo comenzó a truncarse el 3 de mayo de 1949. El Gran Torino se trasladó a Lisboa para disputar un partido amistoso contra el Benfica en el que se homenajearía a Francisco Ferreira, capitán del equipo lisboeta, de la selección portuguesa y gran amigo de Valentino Mazzola.
Al día siguiente, en el camino de vuelta y ya a escasos kilómetros del aeropuerto de Turín, justo detrás de la Basílica de Superga, la espesa niebla característica del Piemonte y el fallo del motor del avión Fiat provocaron un estruendo que recorrió la ciudad del Po desde Piazza Castello al Parco del Valentino. Entre las 17:03 y las 17:05 del 4 de mayo de 1949 enmudecía el fútbol. Jugadores, cuerpo técnico, directivos y periodistas, líderes eternos del ‘Grande Torino’.
Faltaban cuatro jornadas para el final de la competición liguera italiana. El Torino, primer clasificado con cuatro puntos de ventaja sobre el Inter, se vio obligado a alinear a sus juveniles en los últimos partidos. Sus rivales, en un gesto de solidaridad, hacían lo propio en cada partido contra el Toro. La Serie A del 49 concluyó entre chavales.
En otro detalle de solidaridad, el club argentino River Plate quiso disputar un partido amistoso a beneficio de los familiares de los fallecidos. Viajaron los de Buenos Aires a Italia con todas sus estrellas, Di Stefano incluido, para jugar contra un combinado de la Serie A llamado “Torino Símbolo”. El funeral para despedir al mejor equipo de Italia reunió a un millón de personas en Turín.
Cada 4 de mayo se sigue peregrinando a la colina de Superga a honrar la memoria de ‘Los Invencibles’. Cuentan los turineses que a algunos abuelos durante la peregrinación aún se les escapan las lágrimas al revivir este triste aniversario.
Y ahora, a modo de cierre, permítanme la osadía de colocarme la maglia granata. Que me perdone en especial Agustín Rivera quien, con su buen ojo periodístico, detesta el periodismo de camiseta. Quien ama, siente y vive el fútbol tiene una deuda con este equipo, con esta historia, debe conocer y admirar al equipo que cambió la historia del Calcio y del fútbol.
Si el motor del viejo Fiat que sobrevolaba Turín no hubiese fallado a la altura de Superga, quién sabe qué sería hoy del fútbol. Ya lo dijo Enric González: «Es muy probable que no hubieran existido ni el ‘maracanazo’ del Mundial de 1950 ni la posterior hegemonía brasileña. Tal vez Italia habría sido la primera selección tricampeona, con tres títulos consecutivos. Tal vez la Juventus de Turín sería hoy una institución menor, peleando en las divisiones inferiores. Tal vez desconociéramos la palabra catenaccio y el calcio simbolizara el fútbol ofensivo».
Málaga. PERIODISMO. Mi expresión artística favorita es el fútbol, también el basket. En @SpheraSports y @zonadostrescom. Questa è una malattia che non va più via.
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