El día que el Real Madrid fue eliminado de Copa del Rey por alineación indebida de Denis Cheryshev le dijo al mundo con altavoz que el club era un absoluto hazmerreír. El día que el Real Madrid perdió 0-4 ante el Barça en el Bernabéu dejó constancia de que no era capaz de ganar un solo título esta temporada. Mucho menos si los jugadores estaban contra el entrenador. El día que el Real Madrid perdió 0-1 ante el Atlético, también en el Bernabéu y ya con Zidane en el banquillo, Europa y el planeta entero dio por hecho que la temporada había terminado.
Nadie podía imaginar que, unos meses después, el Madrid lucharía hasta el final por la Liga, que acabaría a un punto del Barça y por encima del Atlético, pero sobre todo era inimaginable que los blancos levantaran la Liga de Campeones. La Undécima no salva el año, salva toda una década.
- Posición: 2º (90 puntos)
- Balance: 28 victorias, 6 empates y 4 derrotas, 110 goles a favor, 34 en contra.
- Dato: El Real Madrid solo ha ganado una Liga en las últimas ocho temporadas (2011-12)
- Opinión: El Madrid de las visiones (Manuel Jabois, El País)
- El mejor: Cristiano Ronaldo. Sin ser su mejor año, sin empezar la temporada como debiera, sin marcar goles decisivos hasta mitad de febrero, el crack luso se reinventó de nuevo y logró reactivar al Madrid. Marcó en el Camp Nou el 1-2 para iniciar una remontada espectacular en Liga. Marcó 8 goles en las 7 últimas jornadas para dejar a los blancos rozando el título de Liga. En Champions, firmó 16 goles (a uno de su propio récord), remontó una eliminatoria perdida ante el Wolfsburgo con un hat-trick y firmó el penalti decisivo para hacer al Madrid campeón de Europa. Y no, no fue su mejor año.
- Máximo goleador: Cristiano Ronaldo (35 goles)
- Once con más minutos: Keylor Navas; Danilo, Varane, Ramos, Marcelo; Kroos, Modric, Isco; Bale, Benzema y Cristiano Ronaldo.
Temporada: El Real Madrid inició su andadura en la Liga con un empate a cero en Gijón. Después lograría cuatro victorias seguidas, encajando un solo gol en las primeras seis jornadas. Otro 0-0 ante el Málaga en casa inquietó a la afición, pero el cuadro blanco era líder en la jornada 10 y arrasaba en Champions.
Entonces llegó todo de golpe. Dos derrotas duras, muy duras, ante Sevilla (3-2) y Barça (0-4) sembraron cientos de dudas en las oficinas del Bernabéu, en la calle y en todas partes. El Shaktar estuvo a punto de remontar un 0-4 a favor, pero el mayor ridículo llegó en Copa del Rey con la eliminación por alineación indebida de Denis Cheryshev.
De nada sirvieron las goleadas ‘balsámicas’ ante Rayo (10-2) y Malmoe (8-0). Un Madrid sin alma cayó en El Madrigal (1-0) y empató en Mestalla (2-2), no aprovechando el tropiezo del Barça y quedando tercero a cinco del Barça y cuatro del Atlético. El rumor de que los jugadores ya no creían en Benítez comenzó a coger fuerza. Fue destituido y no se volvió a oír una palabra del técnico madrileño.
La llegada de Zidane al banquillo se miró con recelo. Al francés se le veía todavía verde para ocupar una posición de tal privilegio, pero toda la plantilla le dio todo el apoyo que Benítez no tuvo. Su debut, con un 5-0 ante el Deportivo, no pudo ser mejor. El caso es que los blancos ya goleaban en casa, pero eran incapaces de ganar fuera. También le costó al francés, que firmó dos pinchazos en las tres primeras salidas. Para colmo, el Atlético asaltaba el Bernabéu y todo el mundo dio por terminada la Liga.
Pero, en un momento tan convulso y después de pasar por ridículos espantosos a lo largo de una temporada estresante, el Madrid comenzó a carburar. Se centró en ganar la Undécima sin dejar de lado la Liga. Aquella derrota ante el Atlético fue la última del campeonato: ganó los 12 últimos partidos, incluido uno al Barça en el Camp Nou y remontando el gol inicial de Piqué (1-2).
No sirvió para ganar el título, que se quedó a un solo punto, pero el Madrid logró lo imposible: ganó la Champions. Lo hizo con un cuadro más asequible de lo normal, es cierto, pero en un año tan terrorífico plagado de lesiones, destituciones, conflictos en el vestuario y bochornos en los despachos, hasta el Wolfsburgo parecía la Hungría de los 50.