La expulsión de Pau Cubarsí, con todo el partido por delante, puso la eliminatoria patas arriba. Había vuelto a ocurrir. El Barça se quedó con 10 en Europa en un momento crucial. Otra vez. Como en la acción de Araujo con Barcola o la de Eric en Mónaco. Pero, el equipo de Hansi Flick demostró que tropezar con la misma piedra no siempre supone las mismas consecuencias. Raphinha marcó el gol más valioso. En un ejercicio de entrega defensiva prodigioso, de la mano de una actuación formidable de Szczesny bajo palos y otro recital de Pedri, los blaugranas lograron volver a Barcelona con ventaja. Más que esto, demostraron que son el gran candidato a levantar la Orejona el 31 de mayo en Múnich.
Nadie sabe qué puede ocurrir hasta final de temporada. Puede ser que el Barça cierre el curso sin ningún título grande, o también que ya haya ganado el más importante. Cuando el árbitro pitó el final, lo primero en lo que pensé fue en el 2-8 contra el Bayern de Múnich. Probablemente, la derrota más dolorosa del culer en los últimos años. Esa noche de agosto se tocó fondo de verdad; fue el inicio de la travesía que vino después. Dos años en la Europa League con un equipo anticompetitivo y por reconstruir. Tiempo después, anoche se cerró el círculo. Justamente, en el mismo escenario de la debacle; caprichos del fútbol.
Volvió a aparecer la versión celestial del brasileño, pero fue mucho más bestia que en el 4-5 de la fase liga. Raphinha es la cresta central en la hoja de la espada. No es casualidad que sea él, quien siguió corriendo cuando las cosas no le salían, quien se arrodilló ante su afición en la eliminación del año pasado. La noche del 1-4 ante el PSG se prometió morir por cada culer y luchará hasta el final, contagiando al resto. Quiere ser recordado, quiere escribir la historia de un equipo campeón. No le tiene miedo a nada, al igual que el resto de sus compañeros. Nada queda de las noches oscuras, este Barça sólo desprende luz.
El desgaste fue enorme y la victoria de un mérito tremendo, de aquellas que trascienden más allá de lo pragmático. Ahora le toca a Flick recuperar bien a los suyos para la vuelta, en menos de una semana. Quizás le tengas miedo a soñar, es normal después de tantas decepciones en los últimos años. Pero, créeme, este equipo da motivos para mucho más, da motivos para creer.