El sueño de conquistar el primer título de su corta historia se convirtió en una auténtica pesadilla para el Real Madrid. La final de la Supercopa de España no hizo más que confirmar la abrumadora superioridad del FC Barcelona, que se impuso con un contundente 5-0 en el estadio de Butarque.
Las blancas llegaron a la cita con la esperanza de dar la sorpresa, pero se encontraron con un Barça implacable que no dio opción alguna. El equipo de Alberto Toril, que en la previa se quejó del calendario, no pudo hacer nada para frenar el vendaval azulgrana.
Un clásico más
El partido demostró que el clásico femenino está lejos de ser una rivalidad equilibrada. Con esta victoria, el Barcelona extendió su dominio absoluto sobre el Real Madrid a 16 triunfos en 16 enfrentamientos. Las cifras son demoledoras: 58 goles a favor y solo 6 en contra para las culés en el histórico de enfrentamientos.
La superioridad barcelonista quedó patente desde el pitido inicial. El Real Madrid intentó resistir con un planteamiento defensivo, pero el gol de Graham Hansen a la media hora de juego rompió la resistencia de las blancas. A partir de ahí, el partido se convirtió en un monólogo azulgrana y vinieron el resto de los tantos: un doblete de Ewa Pajor y los goles de Patri Guijarro y Alexia Putellas.
El Real Madrid no solo no pudo marcar, sino que extendió su sequía goleadora ante el Barça a siete partidos consecutivos. La falta de pegada y la incapacidad para generar peligro evidenciaron que el proyecto blanco aún está muy lejos de poder competir de tú a tú con el mejor equipo del mundo.
La lesión de Leupolz en semifinales fue un duro golpe para las madridistas, pero ni siquiera eso puede ser argumento ante un resultado tan contundente. El Barça demostró que, hoy por hoy, juega en otra liga. Un equipo que sigue ampliando su leyenda y confirmando que no tiene rival en el fútbol español femenino.