El Barça se cae a pedazos. Todavía estamos en el principio de un proceso de reconstrucción del club que va a durar lo que los resultados dictaminen. Y es que al Barcelona no le sale nada. Tras quedar eliminados en Champions contra el Bayern de Múnich, el siguiente partido era en casa del Osasuna, equipo históricamente asequible para los catalanes. Una tempranera asociación entre Gavi y Nico provocó que el Barça de adelantara en el marcador y pareciese que, por fin, las cosas iban a salir. Tan solo dos minutos después Osasuna empataba el partido. Nada más comenzar la segunda mitad, en el minuto 49, Ez Abde volvía a adelantar a los blaugranas y, cuando parecía que el resultado no se movería más, el Chimy Ávila volvía a igualar (min. 86). Empate en casa de Osasuna y otra derrota moral más para el FC Barcelona.
Al día siguiente se realizaba el sorteo que determinaba el primer cruce del equipo de cara a la UEFA Europa League, una competición de sabor amargo para el Barça. Literalmente cualquier otro rival era más sencillo (al menos sobre el papel) que el Nápoles, club al que finalmente enfrentarán. Ni a propósito le salen las cosas tan mal al Barça. Es irónico porque hoy martes, un día después del sorteo, se juega la Maradona Cup, un encuentro amistoso frente a Boca Juniors en honor a Diego A. Maradona. Inevitablemente, la eliminatoria entre Barcelona y Nápoles fue etiquetada como la Maradona Cup 2.0.
Las cosas no salen bien en Can Barça. Según los rumores, se avecinan cambios. Cambios realmente significativos. Cambios para los que quizá no estemos preparados mentalmente. Pero la situación es crítica. La plantilla parece haberse sumido en una espiral de derrotas a la que realmente no pertenece, lo que habréis leído cincuenta veces como “un bloqueo mental”.
Sin contar el amistoso frente a Boca Juniors, al Barça le quedan dos partidos antes de cerrar un año digno de olvidar: contra el Elche en el Camp Nou y en Sevilla como visitantes, en el Ramón Sánchez-Pizjuán. Dos partidos que pueden hacer que las uvas de fin de año nos sepan un poco mejor sin olvidar lo amargas que van a ser, pues dos hipotéticas victorias no compensarían el desastroso año que vivió la entidad. De lo que a nivel personal sí estoy convencido es de que este es el camino y de que Xavi es quien debe guiarnos. Si bien hay rumores de jugadores que podrían dejar al equipo que considero que serían errores clamorosos, me considero un soldado de Xavi y confío en el proceso. Queda un largo camino para los aficionados del FC Barcelona, intentemos pasarlo de la mejor manera posible y, sobre todo, no tiremos piedras contra nuestro propio tejado.
Imagen de cabecera: FC Barcelona