Las camisetas del Barça no se personalizaron hasta la temporada 1995/96. Desde entonces, 7 han sido los futbolistas que han lucido el prestigioso dorsal número 10 a sus espaldas, con todo lo que ello supone y las responsabilidades que lleva consigo. Se trata de Cuéllar, Giovanni, Litmanen, Rivaldo, Riquelme, Ronaldinho y Messi.
Litmanen y Riquelme aparte, el nivel ha ido increscendo de forma paulatina hasta llegar a la cima con Ronaldinho y Messi, dos leyendas que estarán siempre en la memoria culé. El brasileño por dibujar una sonrisa en la afición y, por ende, devolverle la alegría al club; el argentino, por haber llevado al Barça a lo más alto a base de exhibiciones.
El primer afortunado en lucir el número 10 a sus espaldas fue Cuéllar en la temporada 1995/96. La alegría, pero, le duro poco, dado que a la campaña siguiente fue relevado. Fue uno de los delanteros más destacados en el panorama nacional a mediados de los 90, lo que le llevó a fichar por el Barça. Una lesión (rotura de ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda en el primer partido de Liga que disputó con los blaugranas), no obstante, hizo que su paso por el club azulgrana no fuese tan satisfactorio como se esperaba. Regresó al Betis, equipo del cual había llegado en 1995, aunque ya no llegó a ser el de antes.
Giovanni Silva fichó por el Barça en el verano de 1996 y fue su relevo a la hora de llevar el diez. Fue un delantero brasileño de la década de los 90 y será recordado entre los aficionados azulgranas por marcarle el 2 – 3 definitivo al Real Madrid en un partido de Liga en 1997 y celebrarlo realizando cortes de manga contra la afición blanca. Además, ese año marcó el gol que le dio la Liga al Barça.
En 1999 llegó Litmanen y tomó posesión del 10. Fue un delantero que también destacó en la década de los 90 y el mejor futbolista finlandés de la historia. En el Barça, estuvo lastrado por las lesiones.
Consecuentemente, un año después, Rivaldo cogió el 10. Llegó procedente del Deportivo con el fin de hacer olvidar a Ronaldo. Dejando a un lado si lo consiguió o no, lo que es indudable es que cumplió: más allá de los 136 goles que anotó en 253 partidos, destacó por su exquisita técnica, su dribbling, su disparo… Quedará para siempre en el recuerdo de todos los culés por el gol de chilena que le marcó al Valencia que clasificaba al Barça para la Liga de Campeones.
Tras su marcha, Riquelme llegó y se adjudicó el 10. Su paso por el club fue más bien malo y a la temporada siguiente salió. Nunca llegó a encontrar su sitio en el equipo y ni mucho menos fue indiscutible.
Salvo para Rivaldo, el dorsal número 10 parecía maldito. Pero llegó entonces la renovación a Can Barça y, con ella, dos de los cinco jugadores más importantes de la historia culé. Corría el verano de 2003 cuando un joven brasileño llamado Ronaldinho aterrizó en Barcelona. Con él al mando y el 10 a su espalda, el club evolucionó hasta convertirse en uno de los mejores del mundo. No hay adjetivos para describir lo que el brasileño consiguió: devolvió al equipo al máximo nivel y, sobre todo, devolvió la alegría a la afición. En 2008, tras dos malos años, se fue al Milán y cedió su lugar a un joven argentino llamado Messi, quien cogió el testigo el 3 de agosto.
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La etapa de Ronaldinho parecía complicada de superar, pero Messi se ocupó personalmente de disipar dudas. Con él al mando, llegó el mejor Barça de la historia: 6 Ligas, 4 Copas y 3 Ligas de Campeones durante este periodo (8 temporadas) son el mejor ejemplo. Messi ha sido y, probablemente, lo será para siempre el mejor 10 de la historia del Barça. ¿Debería retirar el club el dorsal 10 tras su adiós?