Hay millones de personas que aman este deporte que sueñan con jugar ante miles de aficionados pero por condiciones físicas o por lo que sea no tienen ni nivel para regionales. Paul Clement, hijo de un central que llegó a vestir la zamarra del QPR, supo que podría acercarse al fútbol a través de sus conocimientos y no por como pasaba y chutaba el cuero. A los 23 años se centró en ser técnico y en el Chelsea, con el paso de los años, llegó al primer equipo. Allí conoció a Ancelotti, siendo su mano derecha durante más de un lustro.
Clement acompañó al italiano por los mejores banquillos del continente donde ganó todo lo ganable. El inglés, entonces, se vio preparado para dar el salto a ser el número uno. El Derby County, con Ancelotti sin equipo durante el pasado curso, decidió llamarle para subir a la Premier League. Y, tras un inicio brillante, una mala racha en enero provocó su despido. En Inglaterra, desgraciadamente, se trata cada día peor al manager y Clement, en ese momento, entendió lo duro que era este trabajo. Se fue a Múnich –resignado- después de no permitirle casi ni empezar su obra en el Championship. El Derby, por cierto, no ascendió.
Ser segundo, sin embargo, le ha durado poco. El Swansea, en un sinfín de problemas, ha contactado con él para salvarlo del abismo. Los galeses, que están viviendo la peor temporada desde su llegada a la élite en 2011, llevan tres entrenadores este curso. Clement sabe que no tiene un reto fácil ya que los del Liberty Stadium están mostrando una fragilidad enorme en ambas áreas. La marcha de Williams y la falta de un líder –tan solo Sigurdsson da la talla- dejan al Swansea en el descenso. Y, ahora, Clement en su segunda oportunidad debe mostrar sus capacidades para demostrar que los banquillos, desde bien joven, son lo suyo.
