Hay cosas que no se pueden permitir. Los técnicos, y diría que el propio fútbol, marcan unas líneas que nadie puede superar. Aunque te llames Cristiano Ronaldo. Es probable que el portugués tenga razones para estar enfadado: no está acostumbrado a vivir el fútbol desde el banquillo, pero eso no es una razón de peso para marcharse del campo antes de acabar el envite. Se lo preguntaron a Erik ten Haag y, sorprendido por la rareza de la tesitura, quiso tirar balones fuera: “Es una situación que trataremos mañana”, dijo tras superar al Tottenham.
Qué complicado es ser entrenador. El técnico neerlandés aterrizó en Inglaterra tras triunfar en el Ajax. El cambio, sobre el papel, era casi imperativo. Sin embargo, la gran mayoría de periodistas le cuestionaban si era acertada la decisión. ¿No te estás jugando tu prestigio? “¡He llegado al Manchester United!”, contestaba.
El mayor problema de la entidad de Old Trafford es que el pasado sigue acechando. Cuando ten Haag se gira sabe que detrás tiene al sempiterno Alex Ferguson divisando el verde desde su grada. El equipo, en los sueldos y sobre el papel, tiene un nivel escandaloso, pero luego es en el verde donde todo eso se demuestra. Lo más duro del mundo para un mánager es lo que le ocurre ahora mismo al jefe de los red devils: acabas de vencer a uno de los mejores conjuntos de la competición y debes reñir al futbolista, por trayectoria, más importante de la plantilla.
Justo esta mañana preguntábamos en nuestro perfil de Twitter por lo que tiene que hacer el técnico del Manchester United. Yo lo tengo muy claro: debería dejar fuera de la siguiente convocatoria al ex del Real Madrid. Sí, es evidente que todos los jugadores del mundo quieren jugar; y el que diga lo contrario miente. Ahora se ha puesto muy de moda, en ruedas de prensa, el aceptar una suplencia. “Ahora me toca esto”, reconocen algunos. Pongo la mano en el fuego a que todo jugador que se sienta en el banquillo, por una parte, desea el mal de su equipo. Es una actitud que no es bonita, que leída ahora parece durísima, pero somos humanos. Eso no significa, y más cobrando el sueldo que tiene el portugués, que te puedas marchar antes de que el árbitro pite el final. Y lo peor es que Ronaldo lo sabe perfectamente.
Imagen de cabecera: Getty Images