El fútbol es, a veces, una cuestión de contundencia y no de justicia. Monterrey lo aprendió de la forma más cruel en Atlanta, donde el Borussia Dortmund lo eliminó del Mundial de Clubes con un 2-1 que no refleja del todo lo vivido en el césped. Los Rayados dominaron, remataron más y tuvieron el balón, pero el equipo alemán fue letal en las áreas y eso fue decisivo para sellar su pase a cuartos de final.
El primer tiempo fue un golpe de realidad: dos llegadas, dos goles de Serhou Guirassy, ambos tras asistencias de Karim Adeyemi, y una sensación de que el Dortmund estaba jugando a otra cosa, a sobrevivir y castigar. Monterrey, con Ramos en la zaga y el empuje de Canales y Tecatito, parecía condenado a una noche larga.
Pero el segundo tiempo fue una oda a la fe mexicana. Berterame, de cabeza, recortó distancias apenas iniciado el segundo acto. Desde entonces, el partido se jugó en campo alemán: Monterrey tuvo el 60% de la posesión, disparó 13 veces a portería y asedió a un Dortmund que terminó pidiendo la hora. Tecatito y Deossa lo intentaron por todos los medios, pero la falta de puntería y un Kobel inspirado evitaron la remontada.
El silbato final dejó a los alemanes celebrando el pase y a Rayados con la cabeza alta, sabiendo que se fueron del torneo con dignidad y carácter, aunque sin premio. El Borussia peleará por acceder a las semifinales este próximo sábado, donde se enfrentará al Real Madrid de Xabi Alonso.