Esto ya lo había hecho. Era la definición por antonomasia del niño en el recreo. Ante los ojos del Profe y con el reloj en marcha, destacaba la figura del niño valiente que acariciaba la pelota lo mas mínimo, lo justo para levantarla y superar al portero rival. En sus primeros años en la academia y luego posterior a su adolescencia, en sus años de Erasmus en Inglaterra.
En Innsbruck, la noche que se confirmaba, en carrera y picardía superó a Lahm para luego hacer esa ligera suave caricia que tan determinada le hacía particular. Fue el gol de nuestra primera Eurocopa y casi la última bonita acción del niño de Fuenlabrada hasta su regreso a casa. En su segundo año en el Calderón, acomodado y familiarizado con la filosofía del Cholo, un par de retoques han servido para ver en acción a ese hombre que siguen llamando el niño, una corpulencia de casi metro noventa que sigue golpeando como aquel chaval del recreo. Ese golpeo que habíamos olvidado y tanta gloría nos había regalado. No es nada nuevo, solo algo retocado y mejorado en ayuda y compañía de otro canterano y amigo como es Jorge Koke Resurrección. Una conexión destinada a triunfar.
Antes del retorno del niño pródigo que dejaron marchar, el Atleti había conocido el éxito y uno de sus hombres más importantes era Koke en el medio campo. El vallecano cumplía doble función y lo hacía a las mil maravillas. Sin balón, uno más del poblado del centro del campo del Manzanares. Por arriba o por abajo, todo se peleaba sin importar la situación, el rival, el minuto o el resultado. Con balón caído a banda y sin la velocidad de los que permutan esos lares, su función era más bien la de ejercer de líder con el balón, con la suficiente calidad para distribuir y generar. A balón parado, este dominio se hacía letal siendo desde la esquina o cualquier parte del campo, una amenaza el balón aéreo de los colchoneros.
Con la vuelta de Torres llegaron muchos cambios. La marcha de Turan, la llegada de gente de banda como Carrasco y la liberación de Koke en el centro del campo. En los últimos días, hemos visto a Koke sobre el tapete realizando su mejor función, la de servir y generar. Con un Torres recuperado, el plan del Atleti está milimetrado para esperar el fallo del rival. Me explico bien, no ser mejor que el rival sino hacerle creer que no es mejor. En resumidas cuentas, atosigarle, buscarle a la vez que esperarle, para generar el fallo. Entonces ahí, con balón recuperado y en los pies de Koke, Torres generar el espacio para que el vallecano sirva el balón en profundidad y una vez ahí, hacer lo que Fernando mejor sabe hacer, lo que niños, profe, jóvenes y abuelos vieron hacer. Esa caricia que asusta, que mata.
Colchonero
Cinco de sus últimos 6 goles de Fernando Torres han llegado tras pase de Koke y en acción similar. Ante el Betis y el Granada en el Calderón. Frente al Barça en Champions en el Camp Nou y ante el Espanyol en Liga también en la Ciudad Condal. Y el último en el Ciutat de Valencia, para adelantar un sueño que acabó siendo pesadilla. Quitando el partido del Celta en la última jornada, queda Milán, la última bala, para volver a conectar y poder reinar. Para nosotros, un recuerdo.