El duelo entre la mejor defensa (Juventus) y el mejor ataque (Napoli) del campeonato acabó con los primeros como ganadores. De esta manera, se confirma la máxima del fútbol italiano: ‘el que menos concede, se acaba llevando el Scudetto’. Aún quedan 13 jornadas para el final, pero tras la gran remontada de los hombres de Allegri, parece difícil verles perder el liderato. Una conquista consumada tras superar a los azzurri por la mínima cumpliendo la regla número uno de la Serie A: Esperar y saber aprovechar los errores del contrincante.
Un fallo antes o después se comete. Incluso en un partido en el que ambos contendientes se muestran respeto. Jorginho, Allan y cia trabajaron mucho en el Stadium para encontrar espacio en el campo rival, los defensores alzaron la línea, los laterales empujaron, pero el muro bianconero aguantó sin mostrar señales de debilidad. Un dato que explica la actitud de ambas formaciones es el ‘baricentro’ o posición media ocupada en el campo: la Juve se sitúo a 46,6 metros de su portería, los de Sarri se elevaron hasta los 53,3 metros.
Baricentros Juventus (amarillo) y Napoli (azul) – Vía Gazzetta Dello Sport (OPTA)
El concepto es muy simple. Los partenopei probaron a producir juego a través del juego de equipo, mientras que los de Allegri apostaron todo a las acciones de sus estrellas (Cuadrado, Dybala y Pogba) y el uno contra uno. La posesión de balón sólo sirvió a los visitantes para realizar un tiro a puerta. Higuaín fue totalmente anulado. Demasiado poco. La ‘Vecchia Signora’ gestionó el choque con paciencia, supo cubrirse y aparecer en el momento exacto para dar un zarpazo y quedarse con los tres puntos.
La táctica estaba muy bien estudiada por el preparador bianconero: presión a centro del campo, permaneciendo todos juntos delante de área propia. Dos líneas de 4 para después evolucionar en un 4-5-1 y así evitar cualquier susto. Además, de subrayar el trabajo de los laterales: Lichtsteiner y Evra rindieron a un nivel excepcional anulando a Insigne y Callejón. En resumen, poblando campo propio impidieron a los azzurri ejecutar su ritmo alto, y si a los de Sarri les quitas la velocidad, entran en crisis.
La estadística que demuestra que la Juventus se centró en los duelos individuales es la cantidad de dribblings intentados: 28. En el otro lado sólo 12 tentativos. Pogba fue el jugador que más veces probó superar al adversario en este modo, él sólo lo probó tantas veces como los 11 rivales. El francés se movió por la zona izquierda y así encontró espacio para influir. De hecho tuvo en sus pies una asistencia que Dybala mandó a las nubes. Por la derecha se repitió el mismo argumento, Cuadrado llegó a saltar 4 veces a Ghoulam y fue el mejor en el inicio del choque.
La diferencia con los extremos del Napoli es determinante: Callejón no realizó ni siquiera un dribbling e Insgine sólo 2. Un rendimiento muy pobre para dos hombres que tienen que marcar la diferencia. Otra evidencia clara que demuestra que la defensa de la Juve superó al mejor ataque del momento en Italia.
Al final, el factor suerte también tuvo mucho que ver. Zaza vio cómo su disparo fue desviado lo justo para evitar la estirada de Reina. Una maniobra que acabó decidir un partido del que se esperaba mucho más. Quizás como dijo Sarri: “la fortuna a veces es atraída por ciertos colores”. Sea cierto o no, la Juve cabalga hacía su quinto Scudetto seguido, un hito histórico.