Hay que reconocer, querido lector, que este artículo no tendrá ningún dato de Opta, algo que está muy de moda en el periodismo patrio de Twitter. Hoy hay que hablar de sensaciones, del famoso feeling que expresó Pep Guardiola hace muchos años. Quizás si eres extremadamente joven ya no te acuerdes de ello. Aunque no creo que nadie de menos de 15 años se pase por aquí: anda que no hay plataformas para pasar el rato. El caso es que hoy el Manchester City ha presentado en redes sociales a Haaland. Los comentarios sobre la facilidad que tiene Guardiola para invertir millonadas siguen aflorando. Hay cosas que comparto y otras que no.
Es evidente que el que más posee tiene más probabilidades de ganar. El dinero no da la felicidad, dicen, pero prefiero llorar en el Ferrari. El técnico español lleva años gastando muchísimo, pero eso no quita que sea uno de los mejores del mundo. Por no decir el mejor. Nunca entenderé ese mantra de muchos críticos que creen que debe marcharse a un conjunto menor para demostrar su valía. ¿Acaso los mejores futbolistas del planeta deben jugar en categorías regionales para que todos reconozcamos su grandeza? Pues eso.
El reto para el curso que viene sigue siendo mayúsculo: el Liverpool ya está también fichando tras quedarse a un paso de ganarlo todo. Los cityzens suman, probablemente, la única pieza que faltaba en el engranaje. ¿Mejorará la plantilla y los resultados de este año? Pues debería, pero el fútbol sigue siendo muy caprichoso. Recuerdo perfectamente el aterrizaje de Zlatan Ibrahimović en el Camp Nou. Se daba por hecho que su firma llevaba al FC Barcelona al siguiente nivel, pero ambas personalidades chocaron de manera brutal. Todo se torció.
No parece que vaya a ocurrir lo mismo con el noruego, pero sí que obligará a Guardiola a cambiar cosas. Probablemente, la clave de su éxito es que es más ecléctico de lo que muchos creen. Seguramente los del Etihad, por ejemplo, pondrán más centros en el área sabiendo lo que poseen en la zona de peligro. Haaland, más allá de sus números, es un futbolista que provoca pavor en los defensores. Ese miedo no se puede medir en las estadísticas, pero se percibía a la perfección cuando jugaba en Bundesliga y en la Champions League. Es un ariete que no perdona ni medio despiste, que subirá un poco más el nivel de una Premier que poco a poco se convierte en Superliga. Veremos si los de Mánchester cumplen con las expectativas.
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