Hay cosas inevitables en este mundo: los impuestos, la muerte y una oferta irrechazable a mitad de curso a Unai Emery procedente de Inglaterra. Es cierto que las malditas redes sociales -porque muchos se creen las barbaridades que se escriben allí- le han creado la broma del “good evening”, pero en la Premier se rifan al español. Y él, desde fuera, parece que quiere romper con ese estigma en la máxima categoría del balompié inglés. No es un meme. Es un grandísimo gestor.
Las circunstancias son distintas a las del año pasado. Hace 12 meses fue el Newcastle el conjunto que apretó por él. Los magpies, que habían recibido una importante suma de dinero de Arabia Saudí, necesitaban resultados inmediatos. El objetivo era firmar un gran número de futbolistas en enero, sin dirección deportiva, y salvar al equipo del descenso. Prevaleció el proyecto deportivo que tenía a las cifras. Cabe recordar que en aquel momento el Villarreal estaba en Champions y soñaba con hacer algo grande. Lo consiguieron.
El submarino amarillo no vive en ese estado de exaltación ahora mismo. Es cierto que la entidad sigue navegando con gran seguridad por el alocado balompié europeo, pero este curso disputa la Conference League. El Aston Villa, que hasta hace unos días tenía a Steven Gerrard en el cargo, solo tiene como necesidad cambiar la dinámica. En la clasificación están a dos partidos de los puestos europeos.
Por supuesto, un sinfín de oportunistas han saltado a criticar a los que no queremos la Superliga y elogiamos al campeonato inglés. Lo que no comprenden es que los villanos tienen en sus vitrinas una Copa de Europa y meten a más de 40.000 personas en su estadio cada dos semanas. Sí, la élite inglesa se ha convertido en una reunión de ricos, pero mantienen una cultura deportiva que aquí no tenemos. Solo hay que mirar el reparto económico de un país y del otro. Aquí hay dos clubes capaces de reventar el balompié europeo y aun así mucha gente sigue aplaudiendo sus gracias, incluyendo a los embusteros que se llenan los bolsillos en el congreso aprobando leyes que iban a rechazar. Los ingleses consiguen defender su producto a las mil maravillas. Así Emery ha cambiado a uno de los mejores equipos de LaLiga por el decimoquinto de la Premier. Esta vez sí.
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