Ayer Unai Emery tenía otra prueba de fuego. El técnico de Hondarribia no para: no vive una tarde tranquila. Parece que el calendario, en sus primeros pasos por Inglaterra, lo haya preparado su peor enemigo. Ya ha jugado ante el Manchester United, el Liverpool y el Tottenham. En el estadio de los spurs se enfrentaba a un Antonio Conte que empezó con una sonrisa en la boca y terminó envejeciendo diez años en cada plano que le hacían. No perdía pelo porque, bueno, ya sabéis.
“El año pasado hicimos un milagro”, aseguró el preparador italiano al finalizar el envite. El entrenador de los anfitriones está aguantando comentarios negativos de la prensa y de su gente. “Ese es el trabajo del entrenador”, afirmaréis con perspicacia, pero eso no quita que hay que tener un poco de paciencia. El aficionado de los londinenses recuperó el curso pasado la ilusión que se había marchitado tras la marcha de Pochettino. Los resultados con el ex de la Juventus eran buenos y nadie comentaba la negatividad que ahora se supone que tiene en cada choque. Ahora resulta que su 5-4-1, que también es un 3-4-3, es lo más defensivo que se recuerda. O eso dicen.
Pasan los años y cada vez está más claro que el único argumento válido es el resultado. Lo de la idea, la formación y el juego de posición que lo comenten los analistas. Los aficionados solo quieren victorias aunque literalmente, como diría Miguel Gutiérrez, plantes un autobús delante de tu portería. Por ello, Emery hoy es aclamado por muchos tuiteros que desgranan su victoria de ayer, por 0-2, en esos larguísimos hilos en la red social del pajarito. Planteó un 6-2-2 sin balón con el que, evidentemente, esperó atrás al Tottenham. Cada cambio que realizaba era aún más defensivo. Y le salió bien en esta ocasión.
Por cierto, Emery tiene en Douglas Luiz un centrocampista escandaloso. Al parecer Mikel Arteta estuvo luchando por su fichaje durante todo el verano pasado y no me extraña: corre como un perro de presa y juega como los ángeles. Los locales, por su parte, están percatándose de los problemas que hay en plantilla con tantas lesiones. Conte, si sigue así la plaga, tendrá que priorizar entre tantas competiciones. Ya lo dijo él mismo en rueda de prensa: “Para convertirse en un aspirante al título, para convertirse en un equipo listo para luchar por ganar algo, es necesario tener una base sólida. Eso significa tener 14 o 15 jugadores fuertes, de calidad y los demás jóvenes para desarrollar».
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