Daniel Ricciardo es un piloto que no se hace notar con
vueltas espectaculares en clasificación, adelantamientos impensables en
carrera, no es agresivo, no hace declaraciones polémicas, no suele ser el foco
de atención, … Pero cuando se hace un balance general de rendimiento siempre
está entre los mejores. Daniel Ricciardo es la regularidad, que aprovecha
cualquier oportunidad de conseguir un resultado mejor, hecha piloto. Es el tipo
de piloto que, aunque haga una carrera muy destacada, no se le da mucha
repercusión. En este aspecto, es la antítesis de Max Verstappen. Cualquier
movimiento del holandés es muy comentado, ya sea por espectacular o por
polémico. En cambio, las actuaciones del australiano no suelen tener mucho eco,
por muy espectaculares que sean.
Daniel es un talento silencioso, un piloto que sin hacer
ruido consigue siempre los mejores resultados que las circunstancias de carrera
y su monoplaza le permiten. Es paciente para adelantar, tiene un ritmo muy
constante de carrera y comete pocos errores. Esto le ha permitido conseguir un
total de 28 podios en su carrera deportiva, muchos de ellos teniendo un coche
sin nivel para ello. El dato que demuestra que Ricciardo aprovecha las
oportunidades que se le presentan en carrera es que en 17 de las 28 ocasiones
que ha subido al cajón había comenzado la carrera del cuarto puesto para abajo.
Podemos rizar más la estadística, y nos encontramos con que de los 10 podios
que ha conseguido entre 2017 y 2018, solo en dos de ellos clasificó entre los
tres primeros.
En el pasado Gran Premio de China, el australiano dio una
lección a todos, incluyendo en este grupo a Max Verstappen y Red Bull, de cómo
ganar una carrera con inteligencia. Todo apuntaba a que el ganador iba a ser su
joven compañero, pero los errores por exceso de agresividad hicieron que
perdiera cualquier opción de victoria, haciendo que Daniel fuera el que subiera
a lo más alto del podio.
A pesar de esto, la sensación que transmite el equipo- o al
menos es lo que yo siento- es que hay un trato preferencial hacia Max Verstappen.
Ahora mismo no tienen un monoplaza para ganar carreras, pero en el caso de que
lo tuvieran, el holandés partiría con ventaja a la hora de tener el favor del
equipo. Es algo que parece intuir Daniel Ricciardo, el cual es reacio a renovar
su contrato que expira a final de año. El no tener garantías de ganar carreras,
sumado a tener un compañero como Verstappen, hacen que el de Red Bull esté
llamando a las puertas de Ferrari o Mercedes.
Tiene 28 años de edad, y quiere estar en un proyecto
ganador. Todavía es joven, pero sabe que no puede perder mucho más tiempo. En
Red Bull tiene el inconveniente extra de Verstappen, del que el equipo quiere
hacer su piloto franquicia. El holandés es un piloto más carismático, más
acorde al estilo que quieren, y eso le hace la vida un poco más difícil a
Ricciardo. Aunque la traba de Max es, en parte, secundaria. Nadie en Milton
Keynes le puede asegurar que en 2019 vayan a tener un monoplaza a la altura de
Mercedes y Ferrari. El cambio casi seguro a motores Honda hace aumentar la
incertidumbre y Daniel quiere ganar y tiene talento para ello.
No es seguro que en cualquiera de los dos equipos punteros
le vayan a abrir la puerta, pero tiene currículum de sobra para poder ponerse
en cualquiera de esos volantes. Ricciardo puede estar intuyendo que lo mejor
para su carrera es dar un salto a otro equipo puntero, donde pueda ganar y
evitar la sombra de Max Verstappen. Como todo en la Fórmula 1, la decisión no
es solo suya. Tienen que darse muchos factores para que se cambie a un equipo
puntero. Talento ha demostrado que tiene. Al igual que con su pilotaje, no está
haciendo mucho ruido con este tema, pero está estudiando todas las
posibilidades para tener un monoplaza con el que exhibir su talento.
You must be logged in to post a comment Login