Lo comentaban Miguel Ángel Román
y Santiago Segurola en la retransmisión televisiva del último partido del
Alavés en San Mamés: Jony Rodríguez es, sin lugar a dudas, uno de los
futbolistas más determinantes para su equipo de toda La Liga en la presente temporada,
muy cerca del grado de incidencia de fenómenos plenamente reconocidos y mucho
más consagrados en la élite como, por ejemplo, Iago Aspas en Vigo, Pablo
Sarabia en Sevilla, Cristhian Stuani en Girona o Karim Benzema y Antoine
Griezmann en los dos grandes clubes de Madrid.
Obviamente, esa afirmación no es
solamente una cuestión sensitiva, sino que va acompañada y reforzada por las
cifras, ya que el extremo asturiano participa directamente en casi el 40% de la
producción goleadora de su equipo. Y todo ello sin ser un atacante de carril
central, lo que aumenta el mérito de sus registros. Además, el ex sportinguista
es el cuarto mejor asistente del campeonato y, he aquí seguramente el dato más
relevante de su nivel, el tercer futbolista que da un mayor número de pases que
preceden a un disparo por encuentro de toda La Liga (2.3), tan solo por detrás
de dos líderes totémicos como son Leo Messi y Dani Parejo.
Hay muy pocos jugadores en la
Liga con la velocidad en carrera de Jony, dueño de una zurda que le permite
asimismo centrar con una gran precisión, tanto con el balón en juego como, por
supuesto, a balón parado y de un reprís que le permite desenvolverse muy
rápidamente de la marca cuando recibe de espaldas al juego. Esa aceleración
agresiva es la que ha permitido al Alavés pelear por Europa en el presente
curso, la que le ha permitido evolucionar para seguir siendo ese inexpugnable
bloque bajo en la defensa del área y con una gran solidaridad en campo propio,
pero con el lujoso añadido de poder contar ahora con un arma para salir hacia
la mitad contraria muy intimidante, dominante, profunda, directa y dañina para
el rival. Un arma para acercarse al gol y también para alejarse lo más posible
de recibirlo.
Aunque es difícil imaginar un
contexto para Jony mejor que este Alavés de Abelardo, pensar en él en un equipo
de un escaloncito superior en cuanto a techo, que aúne un estilo de juego
similar al del conjunto babazorro, que le conceda de igual modo muchos metros
para explotar por delante y que lo potencie y lo libere como sucede ahora en
Mendizorroza, pero que le añada por detrás un surtidor de pases verticales al
espacio más continuo y de mayor calidad que los currantes Tomás Pina, Manu
García o Darko Brasanac podría incluso elevar sino su relevancia dentro de un
club de mayores posibilidades, sí su nivel de juego, estabilizando su
incidencia por banda izquierda y su notable rendimiento en un hábitat de
responsabilidades mucho más repartidas. En definitiva, hacerlo un jugador
importante dentro de un equipo de aspiraciones europeas cada temporada.
Por si su rendimiento no fuese
suficiente para atraer las miradas de las direcciones deportivas de dentro y
fuera de las fronteras de LaLiga, la situación contractual de Jony lo convierte
en un auténtico caramelo para el ya inminente mercado estival de fichajes.
Propiedad del Málaga hasta junio de 2020, el de Cangas del Narcea tiene una
cláusula con el club andaluz, actual sexto clasificado en Segunda, que le
obliga a jugar en Primera División sí o sí, de ahí su cesión a Vitoria. Una
situación que podría propiciar un traspaso a un precio por debajo del valor de
mercado o, incluso, un fichaje sin coste tras un nuevo préstamo de un año y que
resulta idílica para los posibles interesados en hacerse con Jony y su fusil que,
en su caso y al contrario del que inspiró la novela y película de Dalton
Trumbo, solamente está orientado a castigar oponentes con fútbol y solo fútbol.
El mismo fútbol que el asturiano lleva derrochando a toda pastilla durante todo
este año en Gasteiz.
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