La 2014-15 fue la temporada del debut del SC Paderborn en la máxima categoría del fútbol germano. En aquella ocasión, con André Breitenreiter al frente, hicieron una primera vuelta decente, acabando antes del parón invernal en una cómoda décima posición, ese año en el que el Borussia Dortmund de Jürgen Klopp se iba de vacaciones en descenso y acabó clasificándose para Europa. Pero el tema no es el BVB, sino el debutante. Breitenreiter estuvo toda la temporada en el banquillo y el equipo acabó cayendo al puesto de colista, sumando 31 puntos.
A partir de ahí, la transición fue muy dura, puesto que se vieron en dos años pasando de competir en la Bundesliga, a moverse por los campos de 3.Liga. Superados todos aquellos malos tiempos, el conjunto que viste a rayas negras y azules volvió esta temporada a la máxima categoría y, aunque está sufriendo más que en aquel año de estreno, han dejado alguna que otra sorpresa, como por ejemplo, vencer al Eintracht Frankfurt, empatar en el Volkswagen Arena o, la más sorprendente, jugar en el Signal Iduna Park y ponerse 0-3 al descanso.
Ese día, el 22 de noviembre, cuando todo el
mundo apostaba por una clara y contundente victoria local, se plantó el equipo
de Steffen Baumgart y, en un par de contras, dejó a más de uno con la boca
abierta, dejando una ventaja tan amplia en el marcador en poco menos de 40’. A
pesar de que el Dortmund remontó aquel encuentro y lo dejó en empate, la herida
ya se había quedado. El partido significó una lluvia de críticas a Lucien
Favre, algo cuestionado por la irregularidad de los suyos, dejada al
descubierto ese día de finales de noviembre, ante el teórico rival más flojo de
la categoría.
En Paderborn saben que la permanencia está muy complicada. Ahora mismo, a cinco puntos de distancia. Poco parece, pero las sensaciones no son nada buenas. Claro está que hay partidos en los que han dado algún susto, pero cuesta creer que se pueda salvar un equipo tras un inicio tan pobre. La primera victoria en liga llegó a finales de octubre y, antes que eso, solo había sumado un punto. Se habían hundido. Los de Baumgart cayeron al descenso en la jornada cuarta y, desde ese momento, no han abandonado la zona roja, siendo último en la gran mayoría de fechas. Son sensaciones. Lo de Dortmund fue fruto de una desconexión del conjunto local que los visitantes supieron aprovechar, pero no mantener. En cuanto se pusieron las pilas, el barco del Paderborn fue golpeado y hundido, pudiendo sacar solo un punto como botín.
Con la confianza puesta en el técnico actual, que les devolvió desde 3.Liga hasta el milagro del regreso a Bundesliga, consiguiendo un pase a cuartos de copa en una de esas temporadas, lo único que les queda es la esperanza. Aún está a tiempo de salir adelante y clubes como a Werder Bremen o Fortuna Düsseldorf no están cumpliendo con las expectativas, lo que les hace vulnerables. Mientras ellos tienen mucho que perder, en Paderborn saben que el mal de otros es una oportunidad de oro para ellos. Queda una vuelta completa y, al menos, la Relegation no sería un mal menor, sino otra oportunidad de poder decir “vamos a luchar hasta la última gota por quedarnos una temporada más entre los grandes”.
No esperes ver grandes nombres en la plantilla. Baumgart tiene lo justo y con eso debe luchar. Llegan refuerzos y otros salen, pero el objetivo es el mismo desde un inicio, salir de abajo, aunque sea en el último instante. Al contrario que en la 2014-15, cuando el equipo comenzó muy bien y luego no aguantó el ritmo, en esta ocasión van a la cola del resto y eso es un handicap muy grande. Siempre hay esperanza, pero la experiencia dice mucho y lo vivido en el pasado reciente no fue muy positivo. Para colmo, el inicio de 2020 para ellos no será nada fácil, teniendo que enfrentarse consecutivamente a Leverkusen, Freiburg, Wolfsburg, Schalke 04 y Bayern en un inicio. Reto mayúsculo. Un milagro en las manos del hombre que devolvió al SC Paderborn a la élite tras su bajada al infierno.
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