Ni Eintracht ni Barça lograron decantar la balanza. El encuentro de ida de los cuartos de final de la Europa League terminó con un 1-1 en el marcador y todo por decidir en el Camp Nou. Ciertamente fue un partido divertido de ver, sobre todo para el espectador neutral, pues el aficionado culé estoy convencido de que, por momentos, sufrió bastante.
El Eintracht no es un equipo que tomarse a broma. El verdugo del Real Betis en la segunda competición europea es un equipo bien trabajado, peligroso y con jugadores muy capacitados, seguramente más de lo que refleja su clasificación en la Bundesliga, donde ocupan el noveno puesto. Jugadores como Kostic, Santos Borré, Kamada o Lindstrom aseguran la producción ofensiva, mientras que la defensa, comandada desde el centro por Hinteregger, puede ser considerada de garantías, muy influida por la presencia de Kevin Trapp en la portería, el que fuera portero del PSG.
Ya desde los primeros minutos del partido el Eintracht tuvo sus ocasiones. Algunas más claras que otras, pero alguna verdaderamente clara, como la que tuvo Sow en el minuto 6. Fue un remate en carrera desde el punto de penalti que, con intención de ajustarla en el segundo palo, su disparo se fue rozando el palo, pero por fuera. Entre los hechos más destacados del encuentro estuvo la lesión de Gerard Piqué que, tras un mal gesto sin balón, se fue con cara de preocupación y fue sustituido por Lenglet en el minuto 23. El Barcelona confirmó que el cambio se debió a unas molestias en el aductor de la pierna izquierda, pero no se especificó nada más todavía. Pese a ello, Eric García completó un encuentro fantástico, y me parece destacable por la progresión ascendente del central español, que no comenzó la temporada de la mejor forma pero que ha logrado revertir la situación.
Las ocasiones siguieron sucediéndose hasta que, poco después del arranque de la segunda mitad, Knauff logró el tanto para el equipo alemán. Conectó un zapatazo desde la frontal gracias a un rebote de un córner que, con un efecto magistral, se fue abriendo rumbo la escuadra de Ter Stegen, que no pudo hacer más que volar con más esperanzas que posibilidades de atajar el disparo. El equipo alemán, que ya estaba crecido, se vino más arriba todavía. Pero el Barça supo reaccionar y, con ayuda de los cambios de Xavi –que dio entrada a Dembélé y de Jong-, logró empatar el partido menos de 20 minutos después. Fue gracias a una gran combinación en área contraria entre Frenkie y Ferran, precedida de la intervención de Ousmane. Ferran fue el ejecutor.
Todo se pondría un poco más de cara en el minuto 78, cuando Tuta hizo una segunda falta merecedora de amarilla y tuvo que abandonar el terreno de juego. El Eintracht se quedaría con diez, pero el Barcelona no lo pudo aprovechar de cara a gol. El 1-1 no se movió. El Camp Nou será el escenario donde se decidirá el semifinalista que se enfrentará al ganador del Lyon vs West Ham, también por decidir tras el 1-1 en Inglaterra.
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