El fútbol es un estado de ánimo. Un día estás arriba y otro, abajo. El Barça ha pasado de ser favorito a revalidar el triplete a vivir inmerso en un mar de dudas. Desde el parón de selecciones, el equipo anda exento de confianza y eso se ha traducido en una serie de resultados negativos que han dejado al equipo fuera de la Champions y contra las cuerdas en la Liga.
Llegó la hora de los valientes y el Barça, hasta el momento, no ha estado a la altura: no se encuentra sobre el terreno de juego. No faltan ganas ni parece que sea un tema físico, pues los jugadores lo intentan y van a por los partidos, pero sí ideas. El tridente apenas crea ocasiones manifiestas de gol ni termina muchas de las jugadas. Ello, sumado a algunos errores defensivos y a la falta de alternativas desde el banquillo, está condenando a una plantilla que se le está haciendo larga la temporada. Y todavía queda un mes.
Tras agotar todo el margen en la Liga, al Barça le esperan cinco finales ante cinco equipos humildes que, a buen seguro, venderán cara su piel; uno de esos cinco encuentros será el derbi de la ciudad contra el Espanyol y en el recuerdo de todos los culés sobrevuela estos días el famoso Tamudazo de 2007. Pese a ello, los azulgranas dependen de sí mismo y en sus manos sigue estando el lograr un doblete que tan solo se ha conseguido en seis ocasiones en la historia blaugrana.
Ante esta situación, el Barça, si quiere levantar títulos, debe olvidarse de lo ocurrido en este mes de abril y volver a generar ilusión. Probablemente para ello Luis Enrique deba apostar por el once de gala asiduamente con la alternativa habitual de Sergi Roberto y más esporádica de Aleix, Rafinha o Arda. De ellos cuatro, solo Aleix o Roberto mejoran a Alves en la derecha y eso es un problema. Repito, no hay banquillo y eso limita mucho al equipo: los mejores, sin estar al 100%, aportan más que los suplentes.
Sea como sea, el Barça ha logrado, a base de tropiezos, que una Liga sin emoción se convierta en la más apasionante de Europa: arranca una Mini Liga en la que el Barça probablemente no sea, pese a depender de sí mismo, el favorito: la cuestión anímica jugará un papel trascendental y aquí los equipos de Madrid parece que se llevan el gato al agua. Que la gane el mejor.