El París Saint-Germain dio un paso determinante hacia las semifinales de la Champions League tras remontar con claridad al Aston Villa (3-1) en un Parque de los Príncipes convertido en hervidero. El conjunto de Luis Enrique, que celebraba su partido número 100 al frente del equipo, exhibió un juego arrollador, lleno de matices y talento, para neutralizar el tanto inicial de los ingleses y encarar con ventaja el duelo de vuelta en Birmingham.
El guion se ajustó desde el primer minuto a lo que quería el técnico asturiano: intensidad, posesiones largas y movilidad constante en los últimos metros. El Aston Villa, atrincherado, apostó por resistir y salir a la contra, una fórmula que casi le da rédito. Y es que en su primer acercamiento serio, Morgan Rogers silenció brevemente a París tras culminar una contra letal iniciada por McGinn. Corría el minuto 35 y el PSG, que acumulaba ocasiones pero no goles, veía cómo el partido se le podía ir de las manos.
Pero la reacción fue inmediata. Cuatro minutos más tarde, Désiré Doué recogió el balón en la frontal tras un córner y firmó un golazo con la derecha, a la escuadra, imposible para un Dibu Martínez que ya había sostenido a los suyos con varias intervenciones de mérito. El joven de 19 años, titular en lugar de Barcola, justificó con creces la apuesta de Luis Enrique.
Ya en la segunda mitad, el PSG aceleró. Khvicha Kvaratskhelia, que había avisado antes del descanso, se inventó una jugada de fantasía: recorte seco dentro del área y zurdazo al primer palo para poner por delante a los locales. La defensa del Aston Villa, que se había reforzado tras el descanso, no encontró antídoto para el georgiano.
El monólogo parisino continuó hasta el final. Dibu resistía, pero el tercer tanto era cuestión de tiempo. Lo firmó Nuno Mendes en el añadido tras una gran asistencia de Dembélé, que dejó su huella pese a no marcar. El lateral portugués culminó con clase un contragolpe que reflejó la diferencia real entre ambos equipos.
Con esta victoria, el PSG toma aire, se acerca a semifinales y refuerza la sensación de que, esta vez, va en serio. El proyecto de Luis Enrique ha encontrado su tono justo cuando más importa.
