El comienzo de temporada de Ferrari ha sido decepcionante. Casi nadie esperaba ver tan flojos a los italianos en el primer fin de semana de carreras. Llevaban subiendo al podio en Australia desde 2015, y en esta ocasión casi ni tuvieron la oportunidad. Los monoplazas de la ‘Scuderia’ se quedaron a más de medio minuto de los tres primeros, evidenciando que su ritmo era muy mejorable. En clasificación, se quedaron a más de 7 décimas de los Mercedes. Este no era el inicio soñado por los de Maranello, menos aún tras las buenas sensaciones que dejaron en pretemporada.
A pesar de lo sucedido en Australia, no deben saltar las alarmas. El trazado de Melbourne es bastante peculiar y no es una buena medida de lo que ocurrirá el resto del año. Por supuesto que los resultados cosechados dan a entender que el SF90 tiene que mejorar, pero tampoco es para montar un drama sobre el entorno de Ferrari. Una buena metáfora sería el pensar que en el bosque del equipo se ha iniciado un pequeño fuego. Es peligroso, sí, pero no deja de ser un pequeño fuego. Si no se remedia rápido, el desastre puede ser muy grande. Si en la fábrica realizan el trabajo propicio en un período de tiempo aceptable, habrán apagado el inicio del fuego y todo quedará en nada.
En Maranello saben diseñar monoplazas para ganar. Lo han demostrado durante los dos últimos años. Las sensaciones que transmite el equipo son que no se les ha olvidado la fórmula para fabricar un coche competitivo. El SF90 necesita mejoras, pero no parece que este sea uno de los principales problemas de Ferrari. Donde de verdad radica el dilema de la ‘Scuderia’ es en el muro. La estrategia sigue siendo muy mala, al igual que en 2018.
El año pasado perdieron el mundial por los fallos de Vettel y las continuas decisiones erróneas del equipo. Las decisiones desde el garaje parecen no haber mejorado respecto a la anterior campaña. Y es aquí donde puede residir el gran rompecabezas de Ferrari. De nada habrá servido que diseñen un monoplaza competitivo si no saben llevarlo bien en la pista. Si continúan fallando desde el muro igual que en 2018, el pequeño fuego del que hablaba puede convertirse en un verdadero incendio.
Desaprovechar un buen monoplaza por segundo año consecutivo podría ocasionar un auténtico desastre en Ferrari, un incendio de preocupante dimensión. No digo que vaya a ocurrir, si no que los italianos deben cuidar mucho todos los factores que te llevan a ganar un campeonato. De nada vale tener el mejor coche si lo desaprovechas con decisiones erróneas. Está en sus manos el apagar el pequeño fuego que se ha iniciado en Melbourne. La receta es clara: mejorar el monoplaza y las decisiones del muro. Los de Maranello tienen potencial de sobra para hacerlo. Por el bien de la competición, esperemos que lo consigan.
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