Enrique JULIÁN GÓMEZ – Entre los numerosos aspectos que caracterizan el siempre especial fútbol italiano, uno de los que suele destacar es la nula paciencia con los entrenadores. La necesidad de encontrar resultados a corto plazo, la presión por mantener la categoría y la influencia de los tifosi provocan que encontrar la estabilidad en un banquillo del Calcio se convierta en una quimera. De hecho, solo en lo que se lleva disputada de temporada, hasta 12 entrenadores de nueve equipos diferentes, prácticamente la mitad, han sido despedidos -hasta tres técnicos diferentes ha tenido ya el Livorno- y se encuentran casos como los de los presidentes Zamparini, Preziosi o Cellino que superan la veintena de entrenadores destituidos en poco más de diez años.
Todo lo contrario de la situación que se vive en Bergamo. Stefano Colantuono respira tranquilo al ver que su posición en el banquillo de Atalanta no corre peligro. De hecho, la única vez que su puesto estuvo en verdadero riesgo, tras unos primeros tres meses irregulares con el equipo todavía en Serie B, se rehizo hasta el punto de, tras una derrota contra el Livorno en casa, mantener al equipo 18 partidos consecutivos invicto para asegurar el ascenso. Aquello ocurrió en 2010. Desde entonces, es el entrenador que más tiempo lleva sentado en el mismo banquillo entre los 20 equipos, cerca de cuatro años.
Y ni siquiera es la primera experiencia de Colantuono en Bergamo, puesto que ya entrenó con gran éxito a la Dea entre 2005 y 2007, consiguiendo otro ascenso el primer año y record de puntos en Serie A al año siguiente. Luego aceptó la propuesta de, precisamente, Maurizio Zamparini para entrenar el Palermo, donde apenas duró unos meses en dos etapas distintas apenas en el arco de un año.
Durante todo este tiempo, Colantuono ha podido madurar una idea de estilo y sistema que es fácilmente reconocible en Italia. El 4-4-2 clásico, salvo alguna variación eventual, bien con defensa de tres y carrileros, bien con extremos y un solo delantero centro, es prácticamente innegociable. Laterales competentes, medular con doble pivote equilibrado, normalmente dirigida por Luca Cigarini, con el chileno Carmona como escudero; dos jugadores profundos en banda –Bonaventura siempre en la izquierda, en su día Schelotto o ahora Estigarribia o Raimondi, más defensivo, por la derecha-; y en ataque los argentinos Maxi Morález, como fantasista, con total libertad, y Germán Denis, que ejerce de delantero centro clásico, 'nueve' referencia de apoyo y rematador.
Germán Denis y Jack Bonaventura, claves en el Atalanta | Getty Images
Si bien la poca consistencia defensivo del equipo y el rendimiento lagunar de las piezas claves en ataque, en especial Morález, provoca numerosas fases de irregularidad en el equipo, enlazando rachas negativas y positivas sin un patrón claro, el equipo nunca ha sufrido en los últimos tres años. Es más, en el primero en Serie A de esta 'era Colantuono', el equipo hubiera luchado por Europa de no ser por la dura sanción por CalcioScommesse.
Esta temporada, Atalanta navega por aguas tranquilas en la zona media de la tabla y en el último mes acumula cuatro victorias consecutivas, con rendimientos muy convincentes ante Chievo, Lazio, Sampdoria e Inter. Cuando todos los jugadores clave, el eje del equipo, esto es Carmona, Cigarini, Bonaventura, Morález y Denis, funciona, es uno de los equipos más difíciles de batir en Italia, también para los equipos grandes, en gran medida gracias a su excepcional capacidad de contragolpe.
La buena labor de Colantuono en el banquillo no es la única razón del buen hacer de Atalanta estos años. El equipo tiene su principal base en una modélica labor desde los despachos, dirigidos por el presidente Antonio Percassi, un personaje lejos del histriónico protagonismo de otros patrones de la Serie A, y Pierpaolo Marino en la dirección técnica. El trabajo para traer jugadores de fuera, unido a la labor de scouting liderada por Beppe Corti se combina con el uso del vivaio de Atalanta, considerado una de los mejores, si no el más preparado de Italia y en la élite del trabajo de cantera en Europa, donde invierte cerca de cuatro millones al año. Hasta ocho jugadores de la cantera hay en la primera plantilla de Colantuono, algunos clave como el portero Consigli, Bonaventura o Bellini, un total de 21 sumados el resto de equipos de Serie A, entre los que se encuentran jugadores de la talla de Montolivo, Pazzini, Bianchi, Agazzi, Padoin, Gabbiadini o Zaza.
El trabajo bien hecho a todos los niveles, la inversión inteligente y equilibrado en los valores y potenciales del propio equipo y la estabilidad en el Atalanta son el ejemplo de que este método puede funcionar. Un ejemplo a seguir en la todavía decadente Serie A.
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Madrid, 1993. Oscense de adopción. Editor en @SpheraSports. Combino Calcio y ciclismo con todas las consecuencias.

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