En la cuenca del Ruhr, o Ruhrpott como lo llaman los alemanes, hay un sobrenombre especial para uno de los clubs más antiguos del país teutón. El FC Schalke 04 es a menudo llamado “minero” (Knappen), también se le llama “el campeón de los corazones” a raíz del título perdido en el 2001 en el último segundo. Sin embargo, hay otro apodo que recuerdan en Westfalia de manera viva, sobre todo, los fans del Arminia y los del Rot-Weiß Essen. Unos culpables, y otros con el sentimiento de no haberse hecho justicia suficiente en este mundo. Y es que en algunos círculos futbolísticos se conoce al Schalke como al FC Meineid 04. Meineid es un falso juramiento o un perjurio. Y es el que Schalke es uno de los principales responsables en el conocido como Bundesliga-Skandal del 1971.
En los últimos años de la década de los 60 y el principio de los 70 el fútbol alemán era gris, taciturno, no era una referencia y la creación de la Bundesliga era muy reciente. La introducción del sistema de competición nacional supuso un cambio en el fútbol germano: los jugadores de primera división podían ser pagados por su trabajo como futbolistas -con un tope salarial-, pero eso significaba que la vuelta a las competiciones regionales en el caso de descender fuera un duro golpe económico para cualquier entidad.
En esa lucha entre la Bundesliga y la Regionalliga se encontraba el Kickers Offenbach. Ascendiendo a la máxima categoría y descendiendo. Su entonces presidente, Horst-Gregorio Canellas, había recibido una llamada de un jugador pidiéndole dinero en efectivo por derrotar a un rival directo en la lucha por el descenso del club. El presidente decidió tomarse la molestia de empezar a recopilar conversaciones y mensajes, grabando llamadas donde siempre se amenazaba con el descenso del club.
El día de su 50 cumpleaños el presidente del Offenbach organizó una fiesta durante la cual sorprendió a todos sus invitados desvelando todas sus grabaciones y secuencias donde jugadores le intentaban sobornar. El entonces seleccionador nacional, el mítico Helmut Schön, abandonó consternado la celebración y los medios se hicieron eco de las grabaciones, publicándolas para todo el país.
Se demostró que el Schalke perdió 0-1 contra el Arminia Bielefeld, tras recibir 2.300 marcos alemanes (DM) por cabeza de las arcas del Arminia. El portero del 1.FC Köln amenazó con dejar entrar más pelotas de las necesarias contra el Rot-Weiß Essen si Canellas no le pagaba 25.000 DM. Y así, hasta un total de ocho partidos fueron comprados por entidades o extorsionados por jugadores de las plantillas de manera demostrada.
La federación tardó casi 7 años en aclarar todos los casos y cerrar todos los expedientes. Muchas sanciones fueron impuestas de por vida, aunque después los jugadores volvieran a jugar tras dos años de sanción y en algunos casos se rebajó la cifra hasta una temporada. Las multas variaron desde los 2.300 a los 10.000 DM. Entre los sancionados se encuentran los nombres de algunos jugadores de la selección alemana como son Reinhard „Stan“ Libuda -dos años-, Klaus Fichtel -seis meses- y Klaus Fischer -un año-. El portero del 1.FC Köln, Manfred Manglitz, se le condenó dos veces por dos jurados distintos a una expulsión de por vida y total de los terrenos de juegos. Tras dos años, sin embargo, volvió a jugar.
El escándalo del 71 desembocó en dos decisiones clave en el desarrollo del fútbol alemán: la eliminación del tope salarial y la creación de una segunda división también profesional llamada 2.Bundesliga, para que el descenso de Bundesliga no fuera tan dramático y los clubes no sufrieran tanto económicamente. La solución ante una corrupción que estalló desde dentro de una manera desagradable, pero necesaria.