Carlos Alcaraz volvió a escribir su nombre con letras doradas en el tenis mundial al conquistar el Masters 1000 de Montecarlo, un título que no solo amplía su ya impresionante palmarés, sino que también lo devuelve al número dos del ranking ATP. La victoria ante Lorenzo Musetti (3-6, 6-1, 6-0) fue mucho más que un simple partido: fue una demostración de resiliencia, talento y madurez.
El encuentro comenzó con tintes de revancha. Musetti, quien ya había vencido a Alcaraz en una final sobre arcilla en Hamburgo 2022, salió decidido a repetir la hazaña. El italiano se llevó el primer set con un juego agresivo y preciso, mientras el murciano parecía incómodo e incapaz de encontrar su ritmo. Sin embargo, todo cambió en el segundo set. Alcaraz ajustó su estrategia, apretó desde el fondo de la pista y comenzó a desbordar a su rival con golpes profundos y angulados. Musetti, además, sufrió problemas físicos que terminaron por inclinar la balanza definitivamente hacia el lado español.
El tercer set fue un monólogo: un Alcaraz desatado barrió a su rival con un contundente 6-0 que reflejó no solo su superioridad técnica, sino también su capacidad para aprovechar las oportunidades cuando se presentan. «No es la forma en la que uno desea ganar», reconoció Alcaraz al término del partido, mostrando empatía hacia su rival.
El regreso al top-2 y un palmarés en ascenso
Con este triunfo, Alcaraz suma su 18º título profesional y el sexto Masters 1000 de su carrera. Además, recupera la segunda posición del ranking ATP por primera vez desde noviembre de 2024, superando a Alexander Zverev y quedando solo por detrás de Jannik Sinner. Este logro no es menor: ser segundo cabeza de serie le permitirá evitar a Sinner hasta una hipotética final en Roland Garros, algo crucial en una temporada donde la tierra batida promete ser decisiva.
La madurez de un campeón precoz
A sus 21 años y 11 meses, Alcaraz sigue rompiendo moldes. Su victoria en Montecarlo lo convierte en uno de los campeones más jóvenes del torneo en este siglo, solo superado por las primeras conquistas de Rafael Nadal. Pero más allá de los números, lo que impresiona es su madurez. Tras un inicio de temporada irregular marcado por derrotas inesperadas y críticas externas, Alcaraz ha sabido reencontrarse con su mejor versión justo cuando más lo necesitaba.
Montecarlo no solo le da puntos y confianza; también le devuelve la sonrisa. Como él mismo declaró: «Ha sido un mes difícil para mí, pero ver los frutos del trabajo duro me hace feliz». Ahora, con su próxima parada en Barcelona, todo apunta a que el murciano está listo para seguir escribiendo capítulos gloriosos en su carrera.