Milán, Italia | Era la oportunidad perfecta para que tanto Inter (décimo en la tabla) como Milan (noveno) pudieran cambiar su dinámica y uno de los dos se pudiera meter en las últimas jornadas en la lucha por entrar en Europa League el próximo año. Un mal menor que al menos podría salvar la temporada (si se puede hacerlo de alguna manera). Sin embargo, fue otro Derby de la Madonnina sin pena ni gloria, un derbi donde la actuación arbitral y las paradas de Diego López fueron lo único a resaltar entre las patadas de De Jong y Medel.
Cero goles, ninguna jugada de verdadero fútbol, ni siquiera un gesto técnico para degustar. Un partido de bajo nivel en el que el Inter fue mejor porqué al menos tuvo la iniciativa de intentar construir. Mancini fue valiente y decidió llevar el peso del partido, sobre todo en la segunda parte, aunque cometió el error de sacar demasiado tarde del banquillo a Shaqiri por un Kovacic eternamente espeso. Luego llegarían las quejas al árbitro: dos goles anulados justamente y un penalti claro no pitado. Pero con Icardi aislado arriba, ayer fue una clara muestra de que los ‘neroazurri’ necesitan a un líder, un jugador estrella capaz de cambiar el ritmo del partido.
Hernanes en la media punta desapareció y tuvo que ser Palacio, multiplicándose en sus funciones, el que más protagonismo tuvo en tres cuartos para encontrar ocasiones ante un Milan encerrado. Un claro ejemplo para que Tohir – que al final del encuentro se le quedo cara de circunstancias – se diera cuenta que para levantar al equipo se necesita inversión. Mancio ya le ha dado la lista con nombres necesarios, el primero de todos: Yaya Toure.
En la parte rossonera la lectura del partido es aún más negativa. Sólo Diego López con sus paradas pudo sostener un empate que sirve para mantenerse un punto por encima de su máximo rival. Menèz ni siquiera tiro a puerta en todo el partido, mientras el centro del campo formado por Poli – Van Ginkel – De Jong fueron una continua máquina de perder balones en la segunda parte. Una luz entre la oscuridad fueron las internadas por banda derecha de Suso Fernández, el ex-Almería fue de lo mejor de su equipo en su primer partido titular con el Milan.
Unos elogios que le dibujaban una sonrisa tras al pasar por la zona mixta, “la adaptación no ha sido fácil, vengo de otras culturas de fútbol muy diferentes y me he tenido que acostumbrar incluso al idioma”. El extremo derecho se hizo con la titularidad en favor de un Cerci cada vez más discutido por sus aficionados, “yo intentaré seguir demostrando este nivel para jugar todos los partidos posibles de aquí al final de temporada. Es normal que haya competencia, es el Milan” – declaró el internacional sub 20 español que además tuvo palabras para su entrenador: “Todos los entrenadores necesitan tiempo, creo que Inzaghi está haciendo las cosas bien. Tácticamente habla mucho con los delanteros para preparar los partidos. Para mi debería seguir”.
Incertidumbre en Milanello tras el que ha podido ser el último derbi de Berlusconi cómo máximo dirigente del equipo. El grupo de inversión filipino presidido por Mister Bee ha anunciado que pronto podría haber un acuerdo cercano a los mil millones de euros y así producir un cambio de presidente en casa Milan tras casi 30 años con Berlusconi en el poder. Un cambio de propietario que podría cambiar la expresión de Galliani que tras el pésimo encuentro de su equipo manifestó: “No hay nada que decir, es para llorar…”
Sea cómo fuere, tanto con dirigentes asiáticos o con Moratti y Berlusconi hace varios años que el Derby della Madonnina no está a la altura histórica de lo que significa el encuentro. Menos mal que queda el colorido y el ambiente de un San Siro que se sigue llenando para “su partido” con los dos fondos expresando su creatividad en “el otro derby”, el de la animación. Triste consuelo para algunos, sobre todo tras ver que el saludo de capitanes lo protagonizaban Abate y Ranocchia.
