Bahía de Liverpool, bañada por el mar de Irlanda. Localización geográfica que ha reunido algunas de las leyendas más relevantes del mundo, en tantos y tantos ámbitos. Economía, fútbol, música. La ciudad omnipresente, casi visita obligatoria para todo aquel amante de la cultura Brit. Alejada de la imponente Londres, al noroeste del país. Ahí está Liverpool, en su constante rivalidad con Manchester, siendo uno de los destinos turísticos por excelencia.
Allí se encuentra la obra de arte, el templo de muchos, el estadio por excelencia para los románticos, para los que nunca caminarán solos, para los que van al fútbol a ver a los suyos, y no al rival. Anfield, el coliseo de la ciudad de Liverpool. A orillas del río Mersey se encuentra uno de los estadios cuyo ambiente de fútbol es inigualable, donde las noches europeas adquieren otro aura, mayor relevancia, donde el You’ll Never Walk Alone retumba con la contundencia de un himno.
Anfield acoge su famosa grada The Kop. Uno de los fondos más vibrantes, fieles y románticos del fútbol británico y europeo. Inaugurada en sus inicios, en 1906, bajo el nombre de Spion Kop, nombre que surgió bajo la firma de Ernest Edward, editor del Liverpool Echo, una de las publicaciones más relevantes de la ciudad. A Edward, ese fondo del estadio de Anfield, le recordó a una colina localizada en Spion, en Sudáfrica, lugar donde tristemente en enero de 1900 tuvo lugar una sangrienta lucha entre un batallón de fusileros de Lancashire y los bóers, habitantes de la zona.
En torno a 3000 víctimas naturales de Liverpool fallecieron en aquel enfrentamiento, a miles de kilómetros de casa, y fue la causa, a modo de homenaje, por la que el editor del Liverpool Echo decidió llamar a esa grada the Kop, en afrikáans (lengua utilizada principalmente en Sudáfrica) colina, por su similitud, por la pendiente.
En 1994 sufrió la remodelación que adquirió el aspecto y capacidad actual. The Kop tiene en total 12390 asientos, pero los más antiguos del lugar aseguran que antiguamente era en torno al triple, generando, evidentemente, descontrol de todo tipo, incluso con mareos y desmayos por la densidad de gente que era capaz de albergar ese fondo de Anfield.
Es tal el romanticismo de the Kop que incluso a sus aficionados se les conoce de una forma determinada. Son los kopistas, los seguidores del Liverpool cuyo asiento se encuentra localizado en la mítica grada, la que ha visto las grandes noches europeas, la que ha visto a algunos de los mejores clubes de Europa, la que ha saboreado las grandes mieles históricas del éxito Red.
The Kop nunca falta a la cita, nunca niega la victoria a un rival que ha logrado vencer de la forma más digna. Si el Liverpool pierde de forma justa, ante un equipo que ha sido superior, la mítica grada despedirá a los suyos bajo el hipnótico You’ll Never Walk Alone, mientras que el rival se marchará de Liverpool aplaudido. Los kopistas acuden al estadio a ver al Liverpool, juegue contra juegue. Es su equipo, el club de sus amores, el que les hace vibrar, el que les hace llorar y reir. Es por ello que comúnmente Anfield suele ofrecer imágenes fantásticas en lo que a asistencias se refiera, ya sea una semifinal europea o la primera ronda de la FA Cup ante un rival de varias categorías inferiores.
La Tragedia de Hillsborough, y sus múltiples víctimas, siempre está en el recuerdo, y es por ello que, entre algunas de las canciones que suelen escucharse en el estadio, estará The Fields of Anfield Road, el cántico dedicado a los aficionados fallecidos en esa tragedia y a algunos de las viejas glorias del club. Recuerdo al pasado en el presente. Inglaterra y sus tradiciones, su filosofía de ver, de seguir, de vivir, el fútbol. Es the Kop, es Anfield, es Liverpool.
Ahí nació una de las gradas más famosas y románticas del fútbol actual. Liverpool, Sudáfrica y una tragedia con miles de víctimas. Las bases de the Kop, la grada más destacada de Anfield.