Ayer había más que un partido de fútbol. El Tottenham-Arsenal es un gran derbi, pero la posición clasificatoria de ambos cuadros hacía que el partido cogiera un cariz todavía más emocionante. Ambos sueñan con jugar la Champions League. En cuanto sonó el silbato inicial se notó la tensión. La victoria de los anfitriones, tras las decisiones arbitrales, está dando mucho que hablar en Inglaterra. Así lo veía Mikel Arteta: «Si digo lo que pienso sobre el arbitraje, estoy suspendido por seis meses. No sé mentir, así que prefiero no decir lo que pienso. Es que no puedo decir lo que pienso. No estoy descontento con mis jugadores. Estoy orgulloso de mis jugadores. Quiero que el árbitro venga frente a la cámara y explique sus decisiones. Es una pena porque se destruyó un partido muy hermoso», aseguraba el español.
En cambio, Conte, muy feliz con el árbitro, no dudó en cargar contra su homónimo: «Se queja mucho. Tiene que concentrarse más en su equipo. Tiene que concentrarse más en su trabajo. Tiene que seguir trabajando porque es muy buen entrenador. Oír a alguien quejarse todo el tiempo no es tan bueno», decía con sorna. La realidad es que más allá del gran juego de los spurs, las decisiones del colegiado fueron extrañas. El penalti sobre Son y la expulsión de Holding son dos situaciones que no suelen ocurrir en la Premier. Los del italiano recibirán al Burnley el próximo domingo y los gunners viajan a Newcastle. Solo hay un punto de diferencia entre ambos.
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