La historia del fútbol está plagada de equipos que resultan imposibles de olvidar. Algunos de ellos marcaron una época, ya fuera gracias a su juego vistoso, a los trofeos que conquistaron o a una conjunción de ambas cosas. Pero también los hay con una trayectoria mucho más efímera, conjuntos perfectamente reconocibles que, debido a todo tipo de factores, no consiguieron dar continuidad a la magnífica hornada de futbolistas que coincidieron en sus filas. Los primeros, gracias a mantener un altísimo nivel durante más tiempo, tienen presencia asegurada en nuestra memoria, mientras que los segundos, a pesar de resultar igualmente brillantes, corren el peligro de diluirse entre nuestros recuerdos.
En Coruña siguen teniendo muy presente, todavía, a aquel súper-Dépor de Arsenio Iglesias. Y no es para menos. Lo que logró el equipo del “Brujo de Arteixo”, al poco de alcanzar la máxima categoría del fútbol español, fue digno de elogio por parte de cualquier aficionado al fútbol. Un cuadro deportivista en el que rebosaban el talento, la humildad y las ganas de comerse el mundo. ¿Os suena? A mí sí, recordar a aquel grupo me teletransporta automáticamente a la ciudad Deportiva de Abegondo, concretamente dos temporadas atrás, cuando el Deportivo Abanca, recién llegado a la Primera Iberdrola, nos encandiló a todos con un juego atrevido, ofensivo y vistoso.
Aquel conjunto dirigido por Manu Sánchez no llamó a la puerta de la élite del fútbol femenino español, más bien la tiró al suelo de una patada. Logró el ascenso tras aplastar a todos sus rivales en la categoría de plata, encadenando 29 triunfos consecutivos antes de doblegar al Femarguín en la última eliminatoria del playoff. Lo había conseguido; el Depor iba a codearse con la flor y nata del futfem nacional, algo que podía y debía suponer un cambio de dinámica completamente opuesto al que arrastraba el conjunto gallego, habituado a contar sus partidos por victorias. Pero por increíble que parezca, no fue así.
Tras 7 jornadas disputadas de la Primera Iberdrola 2019/2020 encontrábamos a dos equipos en lo alto de la tabla, los únicos todavía imbatidos, con 6 partidos ganados y un empate en su haber. Uno era el FC Barcelona, mostrándose ya intratable al inicio de la campaña en que logró romper la hegemonía del Atlético de Madrid. El otro era el Deportivo Abanca, un recién ascendido que dejaba claro desde un primer momento que no se iba a amilanar ante rivales que lo superaban en presupuesto y experiencia.
Aquella no fue una racha puntual, un globo que se hincha durante algunas semanas para deshincharse más tarde y perder altura. Esa dinámica ganadora perduró durante meses, alcanzando la parte final del campeonato en 4ª posición cuando el objetivo inicial debía ser la permanencia. Pero llegó el maldito virus, y tuvimos que dar por terminada antes de tiempo una liga en la que el Dépor fue sin duda la revelación. Y es que terminar entre los cuatro primeros en su primer año en la élite no había dejado a nadie indiferente.
Lo cierto es que llamó mucho la atención aquel bagaje, pero hoy, ya a toro pasado, solo nos hace falta repasar aquella plantilla para entender la brillante temporada realizada. Las futbolistas que formaban aquel super-Dépor están repartidas por diferentes equipos de la Primera Iberdrola, y no pasan precisamente desapercibidas.
La portería estaba bien defendida por Misa Rodríguez y Esther Sullastres, dos guardametas que actualmente son titulares en Real Madrid y Sevilla respectivamente, ahí es nada. En la zaga sobresalían dos nombres concretos, el de María Méndez y Nuria Rábano. María, ahora en el Levante, ha sido fija en el centro de la defensa granota hasta que una grave lesión la ha apartado del verde. Y Nuria, actualmente dueña del carril zurdo en Zubieta, es uno de los pilares de la sobresaliente Real Sociedad de Natalia Arroyo.
En el centro del campo encontrábamos a Iris Arnaiz y Tere Abelleira. La primera también ha dado el salto al conjunto donostiarra, estando muy presente en los onces realistas. Y Tere cambió Abegondo por la Ciudad Deportiva Alfredo Di Stéfano, para defender un escudo top como el madridista. Por último, en la parcela ofensiva, las defensas rivales acababan sucumbiendo ante el que fue uno de los tridentes más desequilibrantes de la liga. Athenea del Castillo, Gaby y Peke fueron un dolor de muelas para toda zaga que se interpusiera entre ellas y el gol. Athenea también viste la camiseta del Real Madrid en la actualidad, Gaby es jugadora txuri urdin y Peke, ahora en el Athletic, tiene buena parte de culpa de que las leonas vuelvan a rugir.
A todas ellas debemos añadir nombres como los de Cris Martínez o Alba Merino, jugadoras que a día de hoy siguen defendiendo los colores del Deportivo Abanca y que aquella temporada también fueron importantes. Aquel inolvidable equipo, ya sin algunas de sus piezas vitales, no logró mantener la categoría en su segundo año en Primera Iberdrola, y trabaja para volver a estar en la élite. Su liderato actual en Reto así lo refleja, por lo que es muy posible que en breve volvamos a ver su escudo por los campos de primera. Sirva pues este artículo para que la brillantez efímera de aquel conjunto no quede en el olvido, para recordar siempre a aquel super-Dépor.
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