La historia de la selección está salpicada de goles como el de Dani Olmo a Georgia. Terminan siendo clave en el camino hacia un gran torneo, en este caso un Mundial.
La selección no siempre se clasificó con comodidad para las grandes citas. A lo largo de su historia aparecen muchos Dani Olmo. Sin esos goles decisivos en momentos delicados, España se hubiera perdido muchas citas. Mañana día 1 de abril se cumplen 34 años de un partido en Viena, camino a la Eurocopa de la República Federal de Alemania, que terminó siendo decisivo para que la España de Miguel Muñoz se clasificase para la Eurocopa 88.
La fase final de la Eurocopa la disputaban 8 selecciones y solo se clasificaba el primero de cada grupo. España tuvo rivales muy complicados, especialmente Rumanía y Austria. El 1 de abril de 1987, España visitó el Prater vienés con la necesidad de ganar para poder ir con tranquilidad a Bucarest un mes después. La visita a Rumanía se preveía durísima, como posteriormente fue, y el partido en Viena ante la Austria de Ogris y Polster, se presentaba como una prueba durísima.
España venía de un Mundial esperanzador en México 86. Miguel Muñoz buscaba la fórmula ideal para arropar a una Quinta del Buitre cada vez más asentada en la selección. Eran tiempos en el fútbol europeo donde costaba mucho ganar a domicilio y Austria en casa era un equipo fuerte con una generación que tres años después consiguió clasificarse para el Mundial de Italia 90. Su líder era Anton Polster, un delantero zurdo de mucha envergadura. Su zurda deleitó en el Pizjuán, Las Gaunas y Valllecas y dejó impronta de gran nueve en su paso por el fútbol español.
El partido se torció muy pronto con la lesión de Butragueño a los 13’ minutos de juego. Miguel Muñoz dio entrada a Eloy Olalla. Eloy fue un delantero menudo y habilidoso, injustamente marcado por el penalti que falló en México ante Bélgica en los cuartos de final del Mundial. España se adelantó hasta dos veces en el marcador con dos tantos del propio Eloy, en su gran día con la selección. El fútbol siempre ofrece revancha. Austria consiguió empatar por dos ocasiones también por medio de Linzmaier y Polster.
Cuando parecía que el empate sería el resultado final, un despeje de la zaga le cayó al Lobo Carrasco en la línea separadora de ambos terrenos de juego. Allí comenzó una carrera de 40 metros que concluyó con una de sus clásicos amagos, regateando a Piesinger y batiendo a Lindenberger. Carrasco lo pasó mal en México, tras ser indiscutible en la Eurocopa de Francia 84, fue uno de los jugadores de la selección, junto a Setién y Rincón, además del portero Urruti, que no disputó ni un solo minuto en el Mundial. Esa historia la contaremos otro día. Pero esa tarde en Viena, Carrasco y Eloy, Eloy y Carrasco, tuvieron la gloria que el Dios Azteca les negó.
Esa victoria terminó siendo decisiva. España perdió en Bucarest un mes después en un partido que se pareció más a una guerra. Lacatus lesionó sucesivamente a Camacho y Goicoetxea, casi nada. Los pájaros disparando a las escopetas, pero es que Marius Lacatus, en Oviedo le conocen bien, no se andaba con chiquitas. Unos de los delanteros más duros con los defensas en la historia del fútbol.
El epílogo de la clasificación fue apasionante. España necesitaba ganar por 8 goles de diferencia a Albania en Sevilla, otra vez Sevilla y el Villamarín como ante Malta en el 83, para que la selección hiciese una machada. De ganar por menos, necesitaba que Rumanía no ganase en el Prater a Austria, para estar presente en la Eurocopa.
TVE simultaneó ambos partidos en su transmisión. España solo le pudo marcar 5 a una Albania más dura y competitiva que Malta 4 años antes. Con el partido de España sentenciado y acabando, todo el país pudo ver como Klaus Lindenberger, guardameta austríaco, volaba en el último minuto, casi hasta la noria exterior que custodia el Prater, para detener un remate de Boloni que ya se colaba…
Un gol de Boloni había dejado a Italia fuera de la Euro 84, adelantando la jubilación de Dino Zoff, y de nuevo Boloni, estuvo a punto de dejar fuera, en este caso a España, de otra Eurocopa. Lindenberger lo evitó y el Villamarín estalló de jubiló.
El tiempo demostró que aquella concentración en Sevilla para jugar ante Albania no fue un camino de rosas. Se logró el objetivo, pero dejó muchos damnificados. La aparición por sorpresa de Gordillo a última hora, tras estar fuera de la lista inicialmente por lesión, y aparecer el día antes del partido tras entrenar con el Madrid y una gestión posterior de José María García con el seleccionador Miguel Muñoz, trajo cola.
No sentó bien entre muchos de sus compañeros. Se abrió una herida que ya no cerró. Carrasco, autor del gol clave en el Prater, acabó por quedarse fuera de la lista final. No solo él, también Julio Alberto, Señor o el propio Goico. Cada uno por un motivo distinto, pero aquella concentración dejó muchas piedras en el camino. Por desgracia la polémica siempre acompaña a la selección, eso no cambia.
Imagen de cabecera: ImagoImages
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