‘Sorpresa’, pensarán algunos. ‘Lo nunca visto’, dirán otros. ‘Increíble’, comentarán los que aún
no han entendido que el deporte también es cosa de mujeres. Y es que,
efectivamente, el motociclismo ya no es (y nunca debió ser) un deporte sólo
para el género masculino. Porque con ella, o mejor dicho, gracias a ella, las
cosas van cambiando. Porque ella ya formaba parte de la historia de esta
disciplina desde hace unos años. Era la única mujer inmersa en un
equivocadamente llamado ‘mundo de hombre’. Sí, el de subirse a un vehículo de
dos ruedas ayudado de tus dos piernas y tus dos brazos. Algo al alcance, como
es obvio, tanto de mujeres como de hombres. Así lo ha demostrado ella, Ana
Carrasco, quien ha dado un paso más allá y se ha convertido en la nueva
campeona del mundo de Supersport 300.
Un paso más allá. Un escalón más arriba. Un golpe definitivo sobre
la mesa. Para reivindicar el papel de la mujer. Sí. Pero también y, sobre todo
a nivel personal, para reivindicar el talento de esta murciana que, a sus 21
años, ya tiene un campeonato del mundo en su palmarés. Tras su experiencia de
tres años en Moto 3 defendiendo los colores del Calvo Team (2013), RW Racing GP
(2014) y RBA Racing Team (2015), decidió tomar otro camino para comenzar a
competir en Supersport 300 donde, en su segundo año, ya puede presumir de ser
la mejor del mundo, por delante de sus rivales (masculinos). Su debut en 2017,
con el equipo ETG Racing, fue una excelente escuela, la cual le permitió coger
confianza y, a nivel de números y resultados, cosechar su primer podio – y
victoria – en categoría Supersport 300.
Y así, tras un año de asentamiento y asimilación de la nueva
situación, Ana Carrasco se convierte en la primera mujer que logra alzarse con
un campeonato del mundo. Y es que Carrasco siempre ha encontrado el término
‘pionera’ ligado a su carrera profesional. En 2011, a los 14 años, sería la
primera mujer que puntuaba en el Campeonato de España de Velocidad de 125 cc.
En 2013 haría su debut en Moto 3 siendo la segunda mujer, tras Elena Rosell, en
disputar dicho Mundial. Ahora, en 2018, las miras estaban puestas en algo más
grande, ir a por el título. Sin ninguna duda, la española se ha dejado la piel
para conseguirlo y evidentemente, su esfuerzo ha tenido recompensa.
Porque Ana Carrasco es sinónimo de trabajo, superación, talento y
mucho esfuerzo. Un esfuerzo que le ha permitido competir al más alto nivel y,
sin un ápice de duda en estas palabras, dejar huella allá por donde ha ido (y
no sólo con su moto sobre el asfalto). Así pues, dos victorias y un total de 93
puntos en 8 carreras han permitido a la española disfrutar de las mieles del
éxito. Un éxito, un título y un reconocimiento que ha querido compartir y
dedicar a su amigo y excompañero en Moto 3, el piloto español Luis Salom, quien
falleció en 2016 tras sufrir un grave accidente mientras disputaba la prueba de
Moto 2 en el circuito de Montmeló.
«Quiero dedicar este título a Luis Salom porque éramos buenos
amigos y el día que le perdimos me prometí que le dedicaría mi primer
título». Dicho y hecho. Una promesa cumplida y un sueño, por fin, llevado
a cabo. 21 años y todo un mundo por delante para decidir qué curva, qué
categoría y qué tipo de Mundial desea disputar en el futuro. Porque el futuro
de Ana Carrasco está lleno de posibilidades y, por supuesto, todas ellas circulan
a gran velocidad y, cómo no, sobre dos ruedas.
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