Diamante en bruto. Persona o cosa con cualidades potenciales muy
valiosas. Paula Badosa Gibert. 20 años. Jugadora de tenis profesional.
Potencia, garra y determinación. Año 2018: primeros cuartos de final en un
torneo WTA y primera vez que supera la barrera del número 200 en el ranking
mundial. ¿Resultado de la ecuación? ‘Paula Badosa’ es igual a ‘Diamante en
bruto’.
Cierto es que 2018 está siendo un gran año para España en lo que a
éxitos deportivos se refiere. Especialmente, los deportes de raqueta y sus
grandes figuras españolas nos están brindando infinidad de alegrías a lo largo
de esta temporada. Nos emocionamos con los 11 títulos de Rafa Nadal en
Montecarlo y en el Conde Godó. Vibramos con los cuatro campeonatos de Europa
consecutivos de Carolina Marín en bádminton. Y, por si fuera poco, celebramos
el ascenso a Primera División mundial de tenis de mesa de nuestro equipo
femenino. Sólo quedaba algo (o alguien) por añadir: la explosión de Paula
Badosa.
Nacida en Nueva York pero criada en Begur (Girona), la joven de
origen americano, que posee doble nacionalidad, lo tiene todo para alcanzar el
éxito. Comparada con la rusa Maria Sharapova, la española presume de una gran
envergadura (1,80m), un juego agresivo desde el fondo de la pista y una gran
potencia en todos sus golpes. A pesar de su corta edad ya sabe lo que es ganar
un grande. Aún siendo en categoría júnior, un título de Grand Slam es siempre buena
señal y para Badosa parece serlo. Así pues, a sus 17 años se coronó campeona en
la tierra batida de Roland Garros (2015) y se convirtió en la segunda española,
tras Lourdes Domínguez-Lino, en ganar en territorio francés en categoría
júnior.
Anecdótico es, sin embargo, el hecho de que Paula Badosa prefiera
jugar sobre cemento. Así lo ha comentado en varias ocasiones ante la prensa y
así lo refleja su manera de atacar la bola. Juego agresivo, dominio del punto,
ritmo frenético y potencia en cada golpeo. Características, sin duda, de una
jugadora de pista dura que, sin embargo, ha cosechado sus mayores éxitos sobre
tierra. Tras su título de Roland Garros en categoría júnior en 2015, es ahora,
en este 2018, cuando llegan grandes noticias para la española en la élite.
Badosa se plantó, por primera vez en su carrera, en unos cuartos
de final de un torneo WTA. Lo hizo en Rabat. Sobre tierra. Después de jugar al
más alto nivel y deslumbrar en los días previos. El primer gran paso en su
carrera dentro de la élite. El punto de inflexión que puede marcar un antes y
un después en el devenir de una jugadora que, poco a poco, escala posiciones en
el ranking mundial y se hace un hueco en el difícil universo tenístico. Lo conseguido
en Rabat le permitió ascender 33 plazas en la clasificación, lo que supuso que se
colara, por primera vez, entre las 200 mejores raquetas del mundo (puesto 179).
Una de las claves de un tenista es el trabajo mental. Nada tiene
que hacer un tenista de poderosos golpes sin la capacidad mental para soportar
todo lo que el tenis trae consigo. Un trabajo que la española ya realizó con
Xavier Budó (exentrenador de Carla Suárez) y que ahora continúa llevando a cabo
con Alejo Mancisidor (exentrenador de Garbiñe Muguruza). Gracias al trabajo de
ambos y al esfuerzo puesto por la jugadora española, las cosas empiezan a
carburar y parece que el diamante en bruto comienza a pulirse… Quédense con
este nombre. Paula Badosa, el sueño emergente del tenis femenino español.
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