Pocas cosas hay en la vida que se consideren imprescindibles. Muchos
dirán que los amigos lo son, otros se decantarán por la familia y otros, los
más osados, hablarán de su teléfono móvil como su bien más preciado. En el
fútbol, como en la vida, pocos ejemplos de jugadores hay que tengan el
privilegio de haberse convertido en una figura intocable para su club. Mari Paz
Vilas, a día de hoy, lo es para el Valencia.
Líder indiscutible de un conjunto que no atraviesa su mejor
temporada, Mari Paz, gallega de nacimiento pero con corazón che, llegó a Valencia
en 2013 con un objetivo en mente: hablar el lenguaje del fútbol y traducir su
talento y su trabajo en goles. Nadie habló de números, nadie exigió cifras
desorbitadas, ni siquiera se pactó un mínimo de tantos por temporada. Sólo se
habló de jugar al fútbol y de disfrutar de unas aptitudes innatas como las de
la pontevedresa. Sin embargo, los goles empezaron a llegar y llegar y el talento
empezó a florecer. Como resultado de ello, los que ahora hablan maravillas de
esta jugadora no son sólo sus seguidores sino también sus números.
Atrás quedó el ridículo 90-60-90, con Mari Paz las medidas
estándar ahora son otras: 30 años, cinco temporadas y 100 goles. No es
necesario añadir ni un dato más. Tres cifras son suficientes para demostrar que
no hablamos de una jugadora cualquiera, que hablamos de un referente, de una
figura intocable, y ahora centenaria, para un club que no debería dejar escapar
tal talento.
Porque si hay algo que define a Mari Paz por encima de todo es su
astucia y su talento con el balón así como su destreza al moverse sin esférico sobre
el césped. Un satisfactorio estilo de juego avalado ahora por más de un
centenar de goles obtenidos en cinco brillantes temporadas – 17 goles
(temporada 2013/14), 22 (2014/15), 19 (2015/16), 31 (2016/17) y 13 (actual
campaña) –. Y no sólo el Valencia puede presumir de haber podido disfrutar (y seguir
haciéndolo) de Mari Paz. Sus años en Levante, Barcelona y Espanyol también
revelan grandes actuaciones y dejan un acumulado, en sus doce años de carrera
futbolística, de cerca de 300 goles en la máxima categoría.
Y si la lucha por el pichichi y los récords centenarios son parte
del día a día de Mari Paz en el Valencia, su presencia en el combinado nacional
también lo es. Un valor añadido a un palmarés que, a día de hoy, cumple los
estándares para convertir su figura en ‘intocable’ en la delantera española.
Tras haber sentado precedente en 2012 con sus siete tantos a Kazajistán en un
mismo partido (marca histórica para una goleadora española), la gallega ya
cuenta con el beneplácito de un Jorge Vilda que ha echado mano de su talento en
las últimas convocatorias nacionales.
Porque Mari Paz, al igual que ese vestido o traje negro de fondo
de armario, es polivalente y, por tanto, imprescindible en cualquier vestuario.
Genera, lucha y convierte. Cree en sus posibilidades y se desvive por su club.
Un club que puede y debe enorgullecerse de tener una figura como la de la
gallega en sus filas, a la cual no deberían dejar escapar. Porque Mari Paz,
ejemplo de trabajo diario y resultados tangibles, es simple y llanamente I-N-T-O-C-A-B-L-E.
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