Ya no sabe qué hacer. Jérémy Mathieu, en un comunicado que manifestó su desesperación e impotencia, pidió públicamente al Valencia su apetito y avidez por recalar en el Barça. El galo aseveró que en ningún momento su intención es “entrar en una confrontación con el Valencia, por el cariño y el respeto que le tengo a la entidad y a su magnífica afición. Llevo cinco temporadas en este club y le estoy agradecido por su confianza hacia mi persona a lo largo de este tiempo”. Asimismo “no deseo que este comunicado se interprete como una forma de forzar una situación para provocar mi salida del Valencia CF, sino decir la verdad sobre la situación que estoy viviendo en estos días y no alimentar rumores ni especulaciones”. En ocasiones los futbolistas olvidan que departen para un tropel inteligente. El pueblo, aunque se disimule en momentos extraordinarios, no es bobo. No tiene sentido que Mathieu afirme con vehemencia que no es una manera de presionar al Valencia. Queda destapado, con sus partes al aire y sin toalla para envolverse. El comunicado lo intimó desde una pulcra educación, como debe ser, pero hay peticiones tan evidentes que son innecesarios los bordados de entrefinos para recubrirlas.
“El Valencia CF maneja una oferta sobre la mesa de un club importante para hacerse con mis servicios. No oculto que para mí supone un paso adelante en mi carrera en todos los sentidos, es el premio a mi trabajo, a mi esfuerzo y es una oportunidad única que a cualquier futbolista le gustaría aprovechar”, declaró Mathieu. “Llegué al Valencia hace cinco temporadas libre y esta operación supondría un beneficio para todas las partes implicadas. En este tiempo siempre he intentado dar lo mejor, mostrando mi profesionalidad y mi cariño al club en todo momento, pero creo que es el momento de dar un paso adelante y cerrar un ciclo en una entidad a la que siempre llevaré en el corazón y a la que estaré eternamente agradecido pase lo que pase”.
El central valencianista quiso “negar rotundamente las acusaciones que se han vertido hacia mi persona, aduciendo que estoy en rebeldía y me niego a colaborar en el trabajo del equipo. Cualquier profesional en el mundo del fútbol entiende perfectamente que no quiera correr el riesgo en estos momentos de lesionarme cuando se está negociando un posible traspaso. Pido al Valencia CF y a su presidente, Amadeo Salvo, que entienda la situación actual y acepte negociar mi salida. Tengo la oportunidad de jugar en el club más grande del mundo y eso es lo único que quiero en estos momentos, pero sin olvidar todo lo que me ha dado el Valencia CF y salir de la mejor manera posible”.
Es francamente sorprendente cómo los “pensadores” de estas estrategias equivocan el tiro con tanta desenvoltura. El entorno de Mathieu, con su representante Bonnot a la cabeza, debería plantearse un mensaje con otro remitente. Es el Barcelona -y en su derecho está, ojo- el que no valora a Mathieu por 20 millones. El Valencia, sabiendo la importancia del francés en el equipo y viendo su crecimiento desde el eje de la zaga, sí le estima. De ahí su petición férrea en demandar la cláusula de rescisión y la petitoria al jugador de honestar al club que le paga. Respeto, una palabra que su entorno se la ha pasado por el arco del triunfo para con el Valencia tras firmar una renovación -sin pistolas en la sien- la pasada temporada con un club que le paga religiosamente y al que le debe toda su progresión.
Jérémy Mathieu recalcaba en el comunicado que nunca ha sido “una persona polémica y no voy a serlo ahora, solo pido respeto y que se entienda que hay una situación que es beneficiosa para todas las partes y que se puede llevar a buen puerto sin ningún tipo de polémicas ni malentendidos. De hecho, cuando renové con el Valencia CF la pasada temporada, el presidente me prometió una salida si había una buena oferta para mí, como es el caso actual. Siempre llevaré al Valencia CF en el corazón y en mi piel, pero me gustaría poder vivir este gran reto que supone un colofón a mi carrera, sin perder el cariño de una entidad y una afición como la valenciana, a la que siempre he intentado ofrecer lo mejor”.
Tan legítimo y reglamentado es solicitar públicamente su marcha al FC Barcelona como Amadeo Salvo de defender los intereses del club exigiendo al contado la cláusula de rescisión del francés. Cuando se viene de un fichaje millonario como el de Luis Suárez, no se entiende el regate con caño incluido que se quiere hacer con el francés. Será por residir donde habita Messi o Neymar. Quizá. Lo que parece que se olvide que aquí arrendó Ayala, Albelda o Carboni. Firmeza y testosterona en defender lo suyo.
Poca cabeza ha mostrado Mathieu y su entorno en la redacción del comunicado, pues se ha echado la gente de Valencia encima y a la de Barcelona sigue sin hacerle ninguna gracia. No pararé a analizar si Mathieu vale 20 millones de euros. Cada uno tendrá su opinión. Pero si me detengo para afirmar, casi con absolutismo, que el jugador es del club, no al revés y que el precio lo pone el que vende, no el que compra. Mathieu son 20 millones o nada. Y al contado. No lo digo yo. Lo dice quien negocia su salida y a quien aplaudo hasta sangrar su consistencia y sujeción: Amadeo Salvo.
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