El Chelsea, esta mañana, ha vuelto a demostrar que la historia es cíclica. Desde que llegó el dinero a Stamford Bridge los londinenses han vivido en un tiovivo de emociones. Cabe recordar que algún que otro entrenador interino, al que le pitaban cada vez que le veían, ganó un título europeo. Así, como ejemplo. Después del despido de Frank Lampard llegó un técnico dispuesto a dejar de verdad un legado, algo muy díficil en el mundo del fútbol. Un imposible en los blues. Thomas Tuchel lo ha intentado, pero no ha podido: se va del club tras levantar hace un par de años una Champions y con el equipo a cinco puntos del líder. El nuevo propietario no ha tardado en coger las costumbres de Abramovich.
El alemán y los jugadores casaron a la perfección desde el primer instante. Cuando él aterrizó en Stamford Bridge la plantilla navegaba sin rumbo. Los veteranos volvieron a sentirse importantes y así levantaron una orejona de manera sorprendente. Tuchel hizo creer a los amantes de la táctica que desde la pizarra se podía hacer cosas importantes en la élite. De hecho, nunca ha parado de agitar el árbol: son incontables las ocasiones en las que cambió de idea dependiendo del contexto. Muchas veces, como ya varios gestores hacen, cambiaba la formación dependiendo de si tenía el cuero o no.
Lo inconcebible, una vez más, es que un club que se juega muchos millones de euros en los próximos meses haya tomado esta decisión ahora. Según algunos medios ingleses, Tuchel olía a Abramovich y eso no gustaba a la nueva directiva, que necesita dejar su sello. Sin embargo, en vez de tomar la decisión en verano, dándole el mando a alguien de confianza para hacer una pretemporada con sus fichajes, se le echa después de perder un encuentro en Croacia. Da la sensación de que la directiva lo estaba deseando.
Ahora el lío está servido: si el elegido es Graham Potter nos comeremos un buen drama. En Inglaterra, al contrario que en España, un mánager puede cambiar de equipo en el mismo año. La duda reside en si Potter, que ha hecho un trabajo escandaloso en el Brighton, va a querer cambiar tras un mes de competición. Probablemente sí, pero habrá que verlo. Si finalmente dice que no, las opciones que se barajan son las de Zidane y Pochettino, dos grandes nombres en el fútbol. Lo que está claro es que el viejo Chelsea está más vivo que nunca.
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