Gran parte de los males del ciclismo actual vienen del habitual conservadurismo de muchos de sus protagonistas. Pero en bastantes ocasiones los recorridos no ayudan. En estos diez primeros días de Vuelta a España, los únicos momentos emocionantes, a pesar de las escasas diferencias, se han vivido en esa rampa de garaje conocida como La Camperona. El patapúm p’arriba habitual de un tiempo a esta parte en la Vuelta a España. Justo antes del primer día descanso, para cerrar un primer tramo de carrera en el que no ha habido mucho que contar, más allá de caídas y negligencias, los Lagos de Covadonga han salvado este inicio de Vuelta: una ascensión espectacular por parte de todos los ciclistas implicados por la etapa y la general. La fuga tuvo dos protagonistas claros, especialmente en el último tramo: Victor Campenaerts, que tiró con fuerza del grupo pese a las reticiencias del resto de integrantes para mantener la ventaja con el pelotón hasta el pie de los Lagos; y su compañero Robert Gesink, que se quedó a apenas dos kilómetros de culminar la hazaña. Destacó también Omar Fraile, el bravo ciclista de Dimension Data que buscará revalidar su triunfo en la clasificación de la montaña.
Por primera vez en las últimas dos décadas -desde Pavel Tonkov en 1997- ganó un hombre implicado en la genera, después de siete triunfos procedentes de fugas. Fue Nairo Quintana quien rompió esta racha con un ascenso espectacular, lanzado a partir de la Huesera, a más de seis kilómetros de meta, tras un ataque de Alberto Contador. El colombiano, segundo vencedor de su país tras los éxitos de Lucho Herrera -dos veces- y Oliverio Rincón, se mostró fortísimo. Como si se hubiera liberado de un peso con el hundimiento -provisional- de Chris Froome. Dejó pronto a Alberto Contador, superó a Gesink y se hizo con la victoria de etapa -la primera que consigue en la Vuelta- y el maillot rojo, que hoy vestía David De la Cruz. Tras su decepcionante Tour, esta Vuelta puede ser su redención. A Chris Froome nunca hay que darle por muerto. Ni siquiera cuando se queda completamente clavado a siete kilómetros de meta en un puerto de tanta entidad como los Lagos de Covadonga. Froome, con el desgaste del Tour ganado encima, viene siempre a la Vuelta a sufrir y sufriendo sale adelante. Llegó a estar a un minuto de Contador y Quintana; terminó superando como una mota a Chaves, Yates, Valverde y Contador para llegar a apenas medio minuto de Nairo, bonificaciones incluidas. Un show.
Alberto Contador, para bien o para mal, nunca se esconde. Tras su evitable caída en el final de la etapa en Sanabria y los eventos anteriores en carrera ya lleva casi dos minutos perdidos en la general. Un aliciente más para, como hizo en las Lagos, realizar ataques lejanos. A estas alturas, poco le importa reventar después y perder aun más tiempo. Y Alejandro Valverde se vuelve a encontrar en una situación ambigua: segundo en la general, como gregario de Quintana pero con libertad y podio en Giro y top-10 en Tour en las piernas. Tras una semana de tedio, el etapón visto en los Lagos de Covadonga sin duda permite tener una gran perspectiva del estado de los grandes favoritos. Sin embargo, es difícil calibrar el desgaste en este final de temporada. Sobre cuando quedan tantos finales en alto (Peña Cabarga, Aubisque y Aitana los principales) y la crono final para decidir esta Vuelta.