Cuando llegan los playoffs empiezo a palpar que entre mis amigos existe un creciente interés por la NBA. No les puedo culpar, ¿a quién le puede gustar la rutina y el hastío de la temporada regular? Cautiva más la emoción y la delgada línea que separa el éxito del fracaso en un séptimo partido.
En una de las últimas madrugadas de este extraño verano, mientras veíamos un partido de la serie entre Rockets y Lakers, LeBron James se deslizó por la pista regalando sus movimientos más característicos, esos que realiza al apartar defensores como si jugase contra niños. La jugada terminó en canasta con tiro libre adicional. Era la segunda vez que lo hacía en pocos minutos.
“Es increíble”, soltamos al unísono.
“Ya tienes artículo para esta semana, que nunca escribes sobre él”, me recriminaron.
No quiero buscar excusas pero, ¿qué se puede decir de LeBron James que no se haya dicho todavía? Todos hemos sido testigos alguna que otra vez de cómo domina los partidos cuando se enciende el fuego en su mirada. Los Rockets lo han sufrido, se han convertido en su primera gran víctima de la Conferencia Oeste. Al otro lado del país ya conocen el playoff mode de LeBron desde hace dieciséis temporadas.
Cada vez que James gana un partido importante, suelo revisar los tweets de influencers de la NBA solo para leer a algunos de los periodistas más distinguidos luchando por dar un nuevo enfoque a la misma historia de los últimos años. “Es la estrella de esta década”, “ya está entre los mejores de la historia”, mensajes escritos de una u otra manera, pero que siempre transmiten lo mismo.
Pero, ¿cómo no va a resultar repetitivo escribir sobre LeBron si esta misma semana se ha convertido en el jugador con más victorias en la historia de los playoffs? 162 victorias en postemporada son, como mínimo, 162 días en los que se han escrito miles de artículos sobre la grandeza de este jugador. Cuando me enteré del dato, se me hicieron pocos los tres anillos que ya ha conseguido.
Y es que este año puede conseguir su cuarto título, pero tampoco daría pie a innovar. LeBron lo ha ocupado todo. Ha ganado campeonatos como favorito y sin serlo. Su relato de “el elegido” ya se ha contado. También el de antagonista perfecto. Y si se han escrito ríos de tinta cuando gana, lo propio ha sucedido cuando ha perdido. De LeBron está todo escrito hasta en la derrota.
Por ello, no me importa que los Nuggets le apeen de su nuevo sueño. O que vuelva a perder otras Finales. Su legado ya está contado. Está todo escrito.
You must be logged in to post a comment Login