La envergadura del aterrizaje de Jude Bellingham está acaparando todos los focos. Su presencia en los registros del Real Madrid acreditan su vertiginosa adaptación a la liga española. Mientras tanto, Toni Kroos sigue destacando notablemente en la que es su décima temporada en el club blanco. Una década de éxitos que no podría explicarse sin la fórmula ‘Casemiro, Kroos, Modric’; el tridente del mediocampo que resguardó y lanzó a los suyos. La columna vertebral, principal soporte del esqueleto. Las vitrinas no relucirían del mismo modo sin su presencia.
En una evidente transición a las nuevas generaciones, Kroos es una de las piezas asignadas para liderarla. Protagonista del pasado, maestro del futuro. En ambos casos: fundamental. El fútbol no le pesa en las piernas, los años no le pisan los talones. Aunque la eficacia alemana sostenga dudas que la encasillan en un mito, la eficiencia del teutón es un hecho de abrumadora veracidad que destroza toda sospecha. Sus porcentajes de acierto rozan la matrícula de honor, con un dominio incuestionable para repartir las posibilidades del juego que provocan la progresión.
La competencia no le resulta amenazante. El Real Madrid sigue evidenciando su mejor versión con el ocho en el campo. Un motor que permite viajar en el tapete, debido a su capacidad para marcar el ritmo y generar situaciones de ventaja. La relación con su juego es una simbiosis mutualista, una asociación de beneficios recíprocos. Toni lee el fútbol a una velocidad desconocida. Mientras nosotros adivinamos quiénes son los protagonistas de la historia, él ya se encuentra en el epílogo.
En los tiempos donde aumenta la desconfianza, nos acogemos a los cumplimientos y a la lealtad. Toni Kroos sigue siendo ese amigo que nunca nos falla y que, si alguna vez lo hace, tendrá un argumento sólido para reparar la herida. Al que puedes llamar a altas horas de la madrugada y siempre tendrá un hueco en el sofá y una cerveza en la nevera. Fiel al guante de su pie derecho, continúa desafiando los ángulos más imperceptibles y entregando la osadía de sus disparos lejanos. Hace años que ya superó las mejores condiciones de los plazos de garantías. Faro, luz. La salud del equipo está a salvo. Su fiabilidad sigue siendo un aval indiscutible en el libreto de Carlo Ancelotti.