Tomás GARCÍA – Salía Suiza con el once esperado más Djourou, al que Hitzfield dio sorprendentemente entrada en lugar de un Fabian Schär que la mayoría pensábamos que era ideal. Debió pensar el técnico germano que le compensaba perder la salida de balón que ofrece el joven central del Basilea para guardar algo mejor los muebles atrás y tener a un central algo más contundente y rápido en lo defensivo. No fue así durante la primera mitad, en la que el conjunto helvético se mostró incapaz de crear fútbol con la pareja Inler-Behrami, más capacitados para otros roles, y eso lo aprovechó Ecuador para adelantarse en el marcador, culminando una falta muy bien puesta por Ayoví, muy mal defendida por los centrales y rematada de manera excelente por Enner Valencia, que se escurría entre los defensores para ejecutar un cabezazo casi a bocajarro.
Los suizos se vieron en desventaja y sacaron a relucir un mejor juego, abriendo bien las bandas y aprovechando que tiene a dos de los mejores laterales del torneo (Ricardo Rodríguez – Lichsteiner) y que estos están acompañados por un Stocker que ayer no estuvo tan bien como acostumbra y una bestia que se llama Shaqiri y que siempre aparece cuando se le necesita. Pese a que mejoró Suiza, el marcador se mantuvo favorable a los ecuatorianos al descanso.
Y entonces movió ficha Hitzfield dando entrada a Mehmedi por Stocker y el jugador de origen macedonio respondió inmediatamente, en el segundo minuto de la reanudación, rematando al fondo de la red un saque de esquina de Ricardo Rodríguez. Tablas. La segunda parte cambiaba de rumbo gracias a un Mehmedi activo en ataque y que ofreció siempre alternativas a los pasadores. Suiza mejoró notablemente ante unos ecuatorianos que primaron la defensa y salida rápida, que puso en aprietos en un par de ocasiones a la defensa suiza. El último de esos aprietos, en el segundo minuto del descuento, lo llevó a cabo un Arroyo que se durmió a la hora de definir y permitió a Behrami robarle el balón en al área. El napolitano salió como un potro potro desbocado hacia mitad de cancha, ahí recibió un bloqueo contundente pero se levantó, el árbitro dio una ley de la ventaja de manual, cambió el juego hacia Xhaka y este abrió ante el incansable Ricardo Rodríguez, que volvía a estar cerca de la esquina para enviar un centro raso perfecto hacia Seferovic (minutos antes había entrado por Drmic) que el punta de la Real Sociedad remataba contundentemente al fondo de la red.
Veinte segundos de diferencia hubo entre el crucial robo de Behrami y el remate de Seferovic, veinte segundos en los que quince de ellos el balón estuvo en posesión del medio centro del Nápoles en lo que fue una muestra de actitud, de lucha, de inconformismo y también de una magnífica lectura del juego y de su contexto. Él supo que era el momento de lanzarse al suelo a rebañarle ese balón al delantero rival y supo que era el momento de sacar fuerzas de flaqueza para correr 60 metros como si el Mundial se acabase en aquella jugada. Horas antes había declarado que no estaba contento de sus anteriores participaciones en Mundiales y que tenía ganas de darlo todo en este torneo. Él supo entonces, que ese era su momento, el momento de cumplir su palabra. Y Valon Behrami decantó la balanza y permitió a su equipo quedarse con tres puntos que pueden ser claves en el devenir del grupo.
Bonus track: Ricardo Rodríguez sigue a su ritmo, dos asistencias y un despliegue descomunal durante los noventa minutos. Estuvo en el momento clave, en el descuento de la segunda mitad, en área rival para servir un magnífico pase. Minutos antes había ejecutado de manera magistral un córner para poner las tablas. El Wolfsburgo tiene una joya que muchos se rifarán en breve.
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