Elástica, perfecta, con una sonrisa en la
boca y una actitud señorial. Así es la estadounidense que cada vez que la vemos
sobre el tapete se cuelga un metal y hace historia. Nadie puede con ella.
Imbatible. Ella es, Simone Biles. Con una altura de 1,42 metros y 21 años, esta
gimnasta es un ciclón que arrasa por donde pasa.
La estadounidense no se cansa de ganar y
lo volvió a hacer en los Mundiales de gimnasia, en Doha. Esta vez consiguió seis
medallas: cuatro de oro (por equipos, en individual, en suelo y en salto, donde
nunca antes lo había logrado), una plata (en paralelas) y, por último, un
bronce (en las barras). Con estos resultados se convierte en la mujer con más
títulos individuales en su deporte. Además, es la mejor del momento y, es la
gimnasta con más oros en su haber de cualquier sexo, un total de 14 medallas
doradas mundialistas que le hacen estar en la cima de la gimnasia. Con todas y
cada una de las preseas igualó el registro que tenía la rusa Svetlana Khorkina
(20).
Y es que, el mejor regalo para todos los
amantes de la gimnasia es verla sobre el tapete. Biles imprimió fuerza en cada
diagonal que realizó y nos dio vértigo cuando le vimos finalizar el minuto y
medio con un doble mortal con doble pirueta (esto último lo hizo en su primera
aparición en los Juegos Olímpicos de Río 2016). Justo fue en esta competición
donde la vimos deslumbrar. La vimos brillar y todos acabamos con la boca
abierta de su perfección. En aquel entonces, Biles consiguió cuatro medallas de
oro, lo que la convirtieron en la gimnasta estadounidense con más metales de
este tipo en unos Juegos Olímpicos.
Una hegemonía, la de Biles, que no puede
ver el final, porque con tan solo 21 años, a la estadounidense le queda mucho
por lograr, muchos récords que batir y a menos de dos años para Tokyo 2020, sus
segundos juegos.
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