La Eurocopa de Francia 2016 es un evento plagado de estrellas del fútbol pugnando por el cetro europeo a la par que por decir: aquí estoy yo, soy el mejor. Jugadores consagrados en sus respectivos equipos con ganas de llevar el peso de sus combinados nacionales en busca de la victoria. Buena parte de las opciones de sus conjuntos dependerán de Cristiano Ronaldo, Andrés Iniesta, Thomas Müller, Robert Lewandowski, Antoine Griezmann, Luka Modric o Eden Hazard. Ser un futbolista de talla mundial conlleva una gran responsabilidad.
No exentos de dicha responsabilidad y de la entereza necesaria para afrontarla, un único jugador no tiene la capacidad de ganar solo un torneo de la dificultad de éste. Influir de forma trascendental, sí, pero necesita de la ayuda de sus compañeros. Michael Jordan cambió la historia de la NBA de la mano de Pippen, Rodman & cía, una película de Óscar requiere de actores principales y actores de reparto para seducir a la Academia ni incluso el mejor Messi no hubiera logrado lo mismo sin Iniesta, Xavi o Guardiola. Aquí es donde entran en juego los secundarios; en la capacidad de mejorar a sus estrellas o asumir la responsabilidad de éstas en un mal día. Necesarios, y en esta EURO no son pocos los secundarios de lujo.
Este rol de jugador secundario decisivo se da con frecuencia en selecciones con una estrella que sobresalga del resto de forma sustancial; el equipo rival estará preocupado de frenar a su gran amenaza lo que facilita la labor de los secundarios para aparecer por sorpresa y decidir un partido. Los oponentes de Croacia estarán pendientes de incomodar a Luka Modric, o al menos eso deberían hacer si pretenden ganar, circunstancia fetiche para que Rakitic o Mandzukic brillen con luz propia. En la selección turca los galones recaen en Arda Turan y si éste tiene un mal día, suceso probable dada la difícil situación vivida en Barcelona, un Hakan Calhanoglu en crecimiento estaría preparado para asumir ese rol. Un claro ejemplo de esta realidad lo vimos en el Polonia 1-0 Irlanda del Norte; el ariete polaco estrella, Robert Lewandowski, estuvo ferozmente cubierto por la poblada defensa norirlandesa, tesitura aprovechada por Arkadiusz Milik para anotar el gol del triunfo.
Fuertes potencias europeas como Inglaterra o Portugal también van a requerir de los servicios de sus mejores actores de reparto. Harry Kane y Wayne Rooney son las mayores amenazas británicas por lo que no encontrarán facilidades para desarrollar su juego. Ni que hablar tiene que Cristiano Ronaldo, probablemente el mejor goleador de esta Eurocopa, va a tener dificultades para diferenciar a la defensa rival de su propia sombra. En el caso de estas selecciones, muchos son los futbolistas que pueden asumir un rol secundario; desde Dele Allí, Jamie Vardy, Lallana o Sterling por parte anglosajona hasta Quaresma, André Gomes o Nani. A mayor nivel de equipo, mayor posibilidad de encontrar jugadores diferenciales.
Este papel cobra una importancia vital en los cuadros favoritos a campeonar en este torneo: España, Alemania y Francia.. Equipos muy completos, rebosantes de grandes jugadores y con una idea de juego clara: atacar y dominar desde la posesión de la pelota. Pep Guardiola dijo una vez que si controlas el centro del campo tienes más opciones de crear superioridad, y si eres superior a tu rival tienes más opciones de ganar el partido. En esa delicada zona precisamente dominan algunos de los secundarios que ninguno de sus seleccionadores cambiaría. Sergio Busquets, Sami Khedira y N´Golo Kanté desempeñan ese rol como nadie en el mundo. Porque un jugador puede ganar un partido pero necesita un equipo para ganar un campeonato y es ahí donde la función de los roles secundarios se hace más importante que nunca.