En febrero de 2014 apareció de golpe en la élite. La lesión durante el calentamiento del titular Zeljko Brkic en Bologna obligó a Francesco Guidolin, técnico de Udinese, a darle la alternativa. Con apenas 17 años, Simone Scuffet debutaba en Serie A. Un ejemplo de precocidad en la portería que le supuso la aparición inmediata en las primeras planas de la prensa.
Nacido en Udine y con la única experiencia hasta entonces de la cantera friulana y el Mundial Sub17 poco antes disputado en los Emiratos Árabes Unidos, Scuffet se consolidó en la portería de Udinese. En los dos siguientes meses, el bisoño meta disputó todos los partidos, mantuvo hasta en seis ocasiones la portería imbatida y cuajó excelentes actuaciones ante Inter, Catania y Roma, además de parar un penalti contra el Sassuolo.
Fue una de las grandes sensaciones de esa Serie A que encaraba su recta final. Los principales periódicos loaron sus partidos, le dedicaron portadas, entrevistas y reportajes, se le comparó, por precocidad y talento, con la aparición de Gianluigi Buffon hace 20 años. En apenas unos partidos se había convertido, de repente, en el futuro de la portería italiana.
La pasión por la llegada de Scuffet llegó hasta tal punto que se llegó a especular, por parte de los aficionados y de los propios medios, con una posible convocatoria como tercer portero para el Mundial que se iba a disputar en Brasil. La falta de experiencia, lógicamente, terminó jugando en su contra y a favor de otro joven, Mattia Perin, que ya lleva varios años perfectamente establecido en la élite.
Tras semejantes actuaciones y publicidad, el Atlético de Madrid se interesó ese verano en Scuffet, ofreciendo hasta 10 millones de euros por su traspaso, más un jugoso contrato de casi un millón al año. El club dirigido por Pozzo aceptó, pero fueron el propio jugador y su familia quienes echaron abajo la oportunidad: Scuffet debía terminar los estudios y licenciarse en el Instituto técnico comercial de Udine.
“Queremos que Simone tenga un crecimiento progresivo y gradual. La oferta del Atlético era interesante, pero el mejor lugar para crecer es Udine, en un ambiente profesional pero a la vez familiar para él”, declaró en su día su representante Claudio Vagheggi, palabras suscritas por la familia del portero.
Las enormes expectativas generadas tras su debut no se vieron, sin embargo, confirmadas en su segundo año. A principios de temporada Scuffet sufrió una lesión en el hombro, el griego Orestis Karnezis se hizo con el puesto de titular y no lo soltó en toda el año. El joven portero friulano apenas disputó tres partidos de Coppa Italia y los dos últimos de Serie A.
Del ‘hype’ desmedido que se creó entre febrero y julio de 2014, se pasó al más práctico olvido apenas un año después. No obstante, el talento de Scuffet, rápido, hábil y de grandes reflejos, evidentemente no se ha perdido. Eso sí, tendrá que recorrer un camino menos mediático. El Como, recién ascendido a Serie B, será su destino para crecer durante la próxima temporada. Del Atlético a la segunda división italiana, pero con los pies en el suelo.