No sirvió el buen hacer de Australia durante todo el torneo. Ni su penúltimo precedente con el triunfo en el Rugby Championship. Ni la presión sin descanso de Pocock, Hooper y Fardy. Nada que hacer para voltear los pronósticos. Nueva Zelanda se proclamó por tercera vez en la historia campeona del mundo de rugby.
Los All Blacks han hecho historia. Se han convertido en el primer equipo que consigue ganar tres veces el Mundial de Rugby. También son el primer combinado que revalida la victoria como vigente campeón, tras el penúltimo triunfo en 2011. También han alzado su primera Copa Webb Ellis fuera de sus fronteras, ya que tanto en 1987 como en 2011. El broche de oro para una de las mejores generaciones de la historia de este deporte.
Richie McCaw, Dan Carter, Ma’a Nonu, Julian Savea, Aaron Smith, Jerome Kaino, Brode Retallick… hasta 31 hombres que podrían formar perfectamente dos equipos campeones del mundo. Desde la primera haka hasta la gran final en Twickenham, los All Blacks mostraron un maravilloso juego coral durante todo el torneo, siempre enfocado al ataque y al espectáculo. Su triunfo final ha sido no solo una obligación, sino un premio merecido y sobre todo, lógico.
La templanza de Dan Carter marcó el camino. El número 10 pateó, organizó y distribuyó el oval de manera impecable. El ensayo inicial, culminado por el ala Nehe Milner-Skudder fue el mejor ejemplo, tanto del arte de Carter como de la efectividad del juego neozelandés. Hasta tal punto que en la primera mitad los australianos, que se defendían como gato panza arriba con su espectacular línea de tres –Pocock, Hooper, Fardy– omnipresente, apenas se acercaron a la línea de 22 contraria. 16-3 al descanso.
“Que alguien pare a ese hombre”, debieron pensar los wallabies nada más volver de los vestuarios, cuando el brutal Ma’a Nonu superó sin más problemas, a base de potencia y fuerza, la línea defensiva. Luego, durante la expulsión momentánea del zaguero Ben Smith por juego peligroso, Australia se llegó acercar en el marcador (a cuatro puntos), gracias a los ensayos de Pocock y Kuridrani. Pero la sensación de que había final a falta de un cuarto de hora duró poco.
Lo que tardó Dan Carter en clavar un drop entre palos para dar tranquilidad a su equipo, como había hecho en semifinales contra Sudáfrica. Para terminar, un ensayo final de Barrett, que será importante en los próximos años, cerró el marcador (34-17). Nueva Zelanda sigue conduciendo la historia de este deporte.